Vuelta a España
Gallopin bebe primero en Pozo Alcón
El francés remata un final loco, en el que Valverde sube a la segunda plaza de la general y Kwiatkowski patina
En Cazorla, dicen, están los árboles más viejos de España. Raíces. El árbol genealógico de los Gallopin lleva varias camadas bien enraizado en el ciclismo. Alain Gallopin fue corredor como sus hermanos y luego masajista personal de Laurent Fignon. El último de esa dinastía rodante, el francés Tony Gallopin, es sobrino de Alain y ha heredado el instinto. Creció escuchando historias de fugas, ataques y gestas. Ha sido líder del Tour y ha ganado la Clásica de San Sebastián . Ciclista genético. Aprendió escuchando.
Y acertó al arrancar a 2 kilómetros de la meta de Pozo Alcón, donde esquivó las últimas dentelladas de Sagan y Valverde , que echaban espuma por la boca en busca de una victoria que creían suya. Con ellos entraron Prades -le dio la cuarta plaza al debutante Euskadi-Murias-, Fraile, Ion Izagirre, Mas, De la Cruz, Quintana, el líder Molard, Urán, Aru, López, Pinot, Kruijswijk, Bennett, Yates... Todos menos Kwiatkowski, que tras subir el alto de Ceal por una carretera tan vieja y arrugada como los árboles de Cazorla patinó en el descenso, bien asfaltado. Nunca te puede fiar de una etapa aquí. «Es de las que tienen trampa», definió Molard, líder francés de esta Vuelta que habla su idioma, el de Gallopin y Bouhanni. El Tour de España .
La Vuelta no se sacude la sed. Ni siquiera en la etapa que iba hasta Pozo Alcón, pueblo jienense metido en la Ruta del Agua que baja desde la sierra de Cazorla. Allí nacen el río Guadalquivir y el Segura. A beber, a no hacerlo a grandes tragos, le enseñó Miguel Induráin a Óscar Rodríguez, joven navarro del Euskadi-Murias que se subió a la fuga con el guipuzcoano Alex Aranburu y Gougeard , Woods , De Tier , Conci y Ravasi . Rodríguez, que es escalador y de Burlada, corría en el club Villavés con un hijo del pentacampeón del Tour. El mito salía a pedalear a veces con ellos. Les regalaba consejos. Aunque no hacía falta. Los chavales ni pestañeaban a su lado. Se quedaban con cada detalle. Y aprendieron a beber como él, a pequeños sorbos.
Los siete saltaron casi desde el inicio de la etapa en Puerto Lumbreras . Olía a campo seco. Cerca acaban de rodar la película ‘Intemperie’, con Luis Tosar como protagonista. Es una historia despiadada, de violencia ancestral; cuenta la huida de un niño al que socorre un pastor. España profunda. Los fugados también huían. Siete cuellos en estampida alejándose de la guillotina del pelotón, tan cruel.
Gougeard ya sabe lo que es ganar en la Vuelta. Es normando, de un lugar de lluvia y mar. Acuoso. Le costó centrarse en el ciclismo: salía con la cuadrilla, comía con desorden... Su novia le rescató. Le puso firme. A Woods el ciclismo le llamó después del atletismo, por culpa de una lesión. Y a Alex Aranburu (Caja Rural) le animó ver desde crío el paso del pelotón de la Vuelta al País Vasco. Es un buen escalador y tiene «chispa», la cualidad con la que viene de ganar el Circuito de Getxo . Dice que se fija como modelo en los hermanos Izagirre, y que admira a Sagan, «un artista», y a Valverde, «que es increíble». Pues ellos, el equipo Bora del eslovaco y el Movistar del murciano, acabaron con la fuga. Querían beber los primeros en el Pozo y cortaron los siete cuellos de la fuga. Zas. Decapitados a la intemperie en Cazorla.
Ya en el circuito final de Pozo Alcón , la Vuelta giró al pasado, a aquellas carreteras de los años cincuenta. Pardas, remachadas, polvorientas, de esas que salpican gravilla en los bajos del coche. Había que echarle coraje al descenso de Ceal. Lo puso el mallorquín Mas. Unos metros detrás, Kwiatkowski resbaló. Y Nairo Quintana pinchó, como Daniel Martin. La suerte jugaba su papel. Quintana, con la rueda de Carapaz, salvó el susto. A Kwiatkowski le costó medio minuto. No pudo enlazar en el empinado camino que se asomaba al borde del Pozo. El trazado final no aflojó el nudo que ahogaba a los ciclistas. Sólo los treinta más fuertes seguían con aliento.
Valverde asomaba entre ellos. Con la bonificaciones ya es segundo en la general. Su tierra es Murcia, donde empezó la etapa, pero no conocía Pozo Alcón. « Ha sido más duro de lo que pensaba ». A él, cuanto peor, mejor. Arañó dos segundos de bonificación primero y luego, ya en la meta, otros cuatro. Ya es segundo en la general, el primero de los favoritos. « Estoy en forma ». ¿Tanto como para ir a por esta Vuelta? «Todavía no se puede decir eso», contestó. Todavía. Hay que esperar al domingo en la Covatilla.
A Valverde y a Sagan, que ya cruzaban miradas de reojo para batirse en duelo en la meta en cuesta de Pozo Alcón, les quitó la etapa el último producto de la ‘ factoría Gallopin ’, Tony, que remató a Jesús Herrada antes del kilómetro final y que tuvo piernas, raíces, para beber primero en el pozo de Cazorla. Su novia, Marion, es ahora comentarista del Tour en la televisión francesa y también fue ciclista. Tenía que ser así para entrar en esta familia.
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