El coronavirus acorrala al ciclismo

La pandemia ha obligado a suspender catorce carreras del World Tour en lo que va de año y la climatología otoñal dificulta el avance del Giro

Pablo Lodeiro

La pandemia del coronavirus ha trastocado prácticamente todas nuestras tradiciones y rutinas, y las competiciones deportivas han necesitado de una reinvención para poder seguir adelante. La burbuja de la NBA o los estadios de fútbol vacíos son solo algunos de los ejemplos más mediáticos de cómo ha cambiado el mundo. Otros torneos, como los Juegos Olímpicos de Tokyo o la Eurocopa, han sido aplazados. Pero el ciclismo, tan de gestas y sobreesfuerzos, ha creado una hoja de ruta para intentar sortear al virus y a la agresiva climatología otoñal.

De momento, catorce carreras del World Tour ya han puesto el candado hasta nuevo aviso . A las más conocidas, como el E3 BinckBank Classic o el A través de Flandes, hay que añadir la París-Roubaix y sus adoquines, que contaba con disputarse el 25 de este mes, pero que se ha visto engullida por la alerta de seguridad máxima impuesta en varias localidades francesas. Especialmente doloroso ha sido esta derogación para los aficionados, al ser uno de los cinco monumentos del ciclismo mundial. El Tour de Flandes , también miembro del selecto grupo, ha visto como su emblemática subida al Kapelmuur ha sido apartada del circuito.

La primera gran prueba, el Tour de Francia , el de los eslovenos Pogacar y Roglic , transmitió sensaciones contradictorias. Por una parte, ninguno de los participantes dio positivo en coronavirus tras las pruebas realizadas en las jornadas de descanso. Curiosamente el director, Christian Prudhomme, se infectó, además de algunos miembros del staff de los equipos. Pero por otro lado, en las primeras jornadas, marcadas por las caídas, fueron muy polémicas las imágenes de cientos de aficionados apelotonados en los arcenes sin mascarillas, algo que sí se corrigió a medida que avanzaba la competición. «Es una victoria que el Tour llegase a París», aseguró Prudhomme en los Campos Elísios.

Nieve y virus en el Giro

Una de las imágenes más llamativas en las últimas jornadas del Giro ha sido ver a los ciclistas rodeados por las nevadas cumbres de los Alpes, con más acumulación de la habitual. La competición, normalmente amparada por el cálido abril, ha necesitado de una reinvención otoñal, lo que ha afectado al tramo final, donde abundan las etapas de montaña y las subidas, como la de Campo Carlo Magno o el Passo Castrini. Como ha asegurado la organización, hay preocupación con el el ascenso al Stelvio, a 2758 metros de altura. Liderado por Almeida y ajetreado por Démare , que ya ha ganado tres etapas, el Giro ya trabaja en rutas alternativas en caso de que la montaña rechace a los ciclistas.

Además de las injerencias metereológicas, el virus ha hecho acto de presenci a , concretamente en el cuerpo del anglosajón Simon Yates, que ha tenido que abandonar la competición antes del inicio de la octava etapa. El ciclista mostraba una temperatura «ligeramente elevada», como han asegurado los servicios médicos del equipo Mitchelton-Scott.

El panorama nacional tampoco se ha salvado de las cancelaciones. La Vuelta a Cataluña y la de País Vasco no se celebrarán este año, además de la clásica de San Sebastián . La gran incógnita es la Vuelta a España, que de momento ha reducido su número de etapas de veintiuno a diecisiete. También se controlará la asistencia, como en las subidas de Arrate y Orduña, en la primera y séptima etapa respectivamente, que serán sin público. Su director general, Javier Guillén, ya ha avisado que «este año hay que alentar a los ciclistas desde la televisión». A pesar de la inestable situación sanitaria, la Vuelta comenzará el 20 de octubre.

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