Especie cinegética
El ánade rabudo, la difícil caza del colijunco
La prohibición de la caza de esta especie es la norma en la práctica totalidad del territorio español
El no poder cazar patos es el sino del patero . Es el cazador de acuáticas, sin duda, una de las figuras del repertorio de cofrades de san Huberto menos frecuente; quizás más que por lo inevitablemente esforzado que es el desempeño de su actividad, por las trabas administrativas que sufre, como es tradición al tratarse de una minoría.
Que el cazador de acuáticas destaque entre los cazadores por su carácter naturalista y conservacionista no viene aquí al caso. Pero no me resisto a recordar que los «pisacharcos», como el maestro Aranzadi denominaba cariñosamente a los integrantes de este gremio, fueron los primeros en oponerse (sin éxito, por supuesto) a la ley de desecación y saneamiento de humedales , promovida en 1918 por el entonces ministro de Fomento, Francisco Cambó , y que coleteó hasta nada menos que 1985, hoy vista por todos como la aberración legislativa que era. Y también fueros pateros los promotores de la defensa de muchos humedales como Doñana .
En fin, el ánade rabudo es un destacado visitante invernal de la península , una de las aves más elegantes y bellas, tanto en vuelo como en el agua, de la volatería palustre. Su característica anatomía lo hace fácilmente reconocible en cualquier circunstancia, no tanto así a la hembra, que, como es común entre las anátidas, es de aspecto más discreto y similar a las de otras especies como el ánade real y el ánade friso, si bien es cierto que también es más estilizada.
De amplia distribución nidificante , en el norte euroasiático y americano, el rabudo es migrador de larga distancia; y los ejemplares que nos visitan provienen especialmente de Escandinavia, Rusia, Islandia y Gran Bretaña, algunos de los cuales atraviesan la península solo de paso para cruzar el Mediterráneo y establecerse en el norte africano, incluso en zonas subsaharianas.
A pesar de su amplia distribución y seguramente debido a la movilidad de sus poblaciones, no se han descrito subespecies, habida cuenta de que el pato de Eaton (Anas eatoni) endémico de las islas Crozet y Kerguelen se considera una especie aparte.
Como suelo comentar cuando trato una especie de anátida en esta sección, las formas de caza del ánade rabudo no difieren mucho de las de otras aparecidas ya en estas páginas; quizás, apuntar como particularidad la velocidad en vuelo de esta especie , que está comprendida entre 70 y 100 km/h, algo que, como en los galgos, explica su ahusada figura. Esta anatomía aerodinámica, que se ve acentuada por su larga cola, ha inspirado tanto su nombre científico, Anas acuta –del latín algo así como ‘pato afilado’– como los comunes: ‘rabudo’, ‘colijunco’, ‘pato golondrino’ o ‘rabilargo’. También es de destacar su carácter gregario ; cimbeles específicos pueden ser en ocasiones especialmente atractivos para él, aunque hay que decir que no es un pato muy selectivo y su inocencia al entrar en el tiradero es mayor que la de otras anátidas afines.
Pero lo realmente difícil a la hora de cazarlo es que el cazador encuentre un rincón donde poder tirarle ya que, a pesar de ser el rabudo una especie eminentemente migratoria, muy abundante internacionalmente y que se caza sin cortapisas en el extranjero, la prohibición de su caza es la norma en la práctica totalidad del territorio español: Madrid, Murcia, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Cantabria, Extremadura, La Rioja y Navarra. Algo que no tiene sentido ni efecto práctico alguno como medida tomada de cara a su conservación, si este fuera el caso, y se escapa a cualquier análisis objetivo y razonado.
La verdadera razón de estas prohibiciones parece ser inconfesable, y a los cazadores solo se nos ‘argumenta’ el no porque no… Como decía un tío mío: «… y si quieres alguna explicación más, no tienes más que pedirla».
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