Baloncesto | Copa del Rey

El sueño que nació con la plata del 84

Juan Roig, enamorado del baloncesto desde los Juegos de Los Ángeles, impulsa al Valencia, rival del Madrid en semis

Juan Roig EFE
Emilio V. Escudero

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Hay dos cosas que definen a Juan Roig por encima de todas. Una es su amor por Valencia, ciudad que le vio nacer en 1949, y la otra es el baloncesto, deporte que le cautivó una madrugada mientras veía a España ganar la plata olímpica en Los Ángeles 84 . El empresario, segunda mayor fortuna del país, no encontró mejor manera de unir ambas pasiones que asumiendo el control del Valencia Basket , club con el que se volcó cuando agonizaba lejos de la ACB a finales de los ochenta. Lo rescató entonces y le dio mimo hasta llevarlo de nuevo a la elite de la canasta nacional -campeón de Copa en 1998-, aunque ha sido en los últimos años cuando ha impulsado el club de una forma definitiva con la construcción de un macrocentro deportivo para la cantera y con el proyecto de un nuevo pabellón que servirá, además, como centro cultural para la ciudad.

El Real Madrid , al que los naranjas vencieron hace dos años en la final de la ACB, es hoy el rival por un puesto en la final de Copa (18.30 horas, #Vamos). El duelo, un clásico del baloncesto español en los últimos tiempos, mide la evolución del club valenciano, que no quiere que esa liga conquistada en 2017 sea un éxito puntual como lo fue aquella Copa de 1998.

Para evitar los altibajos, Roig impulsó hace años la construcción de «l’Alquería», un centro deportivo de 15.000 metros cuadrados con 13 canchas de baloncesto. El mayor de Europa dedicado a la canasta. Un espacio único donde conviven habitualmente más de 600 niños de la cantera y que, desde su inauguración en 2017, es el motor deportivo y filosófico del club. «El impacto más importante de los últimos años -más allá de los títulos- ha sido la llegada de l’Alquería, que ha supuesto un impacto trascendental en el club. No tanto en la vida del primer equipo, pero sí en el ambiente de baloncesto del club. Todo es más grande ahora. Vas al pabellón situado al lado de l’Alquería y todo huele a baloncesto. Eso ha generado un ambiente buenísimo y todo eso está dando muchos estímulos positivos para el futuro del club», reconoce el técnico, Jaume Ponsarnau, horas antes de medirse al Real Madrid en semifinales.

El duelo no se ve ya con la ansiedad de antaño, pues la viabilidad no depende de un resultado. La institución mantiene desde hace años un proyecto sólido diseñado y dirigido por Francisco Raga, consejero delegado del club y amigo de la infancia de Roig. Suya fue la idea de construir l’Alquería y en su cerebro creció también la idea del siguiente gran proyecto de Valencia. Un pabellón estilo NBA que comenzará a construirse el próximo verano y que servirá, además de como sede del club, como escenario para grandes conciertos de música.

Inversión millonaria

El nuevo «Arena» costará 220 millones, financiados por Roig, que es también el principal sostén económico del club, al que inyectará este año alrededor de quince millones, de los cuales 1,4 irán a sufragar el equipo femenino , la otra gran apuesta del empresario y su mujer, Hortensia Herrero. «El crecimiento reciente ha demostrado que el Valencia Basket es mucho más de lo que hagamos nosotros en cada partido. Es, además, baloncesto femenino -único club con equipos en la primera división tanto en chicos como en chicas- y de formación. El club se está tomando muy en serio este desarrollo y todos estamos pensando ya en el nuevo pabellón. Toda esta aureola que se está generando alrededor de la institución hace que cada día sea muy ilusionante para todos y que no nos pongamos límites», afirma Ponsarnau, que llegó al banquillo en 2016 como ayudante y que tomó las riendas del primer equipo en 2018.

Suyo es parte del mérito de la resurrección del equipo, que a principio de temporada atravesó una crisis que estuvo a punto de costarle el puesto. «Teníamos un plan y lo único que hicimos en aquellos momentos de dudas fue perseverar. Creer en nosotros mismos y armarnos alrededor de esa idea », explica el técnico, que aún recuerda la derrota ante los blancos en la final de 2017. Sergio Llull fue uno de los verdugos del Valencia entonces y el balear vuelve a ser una preocupación para Ponsarnau. «Habéis despertado a la bestia», bromeaba con los medios, al tiempo que reconocía que tendrá muy difícil contar hoy con Vives, tocado tras el partido contra el Barça.

En el Real Madrid, la duda es Rudy Fernández , cuyos problemas en los abductores llevan semanas sin dejarle jugar con normalidad. El mallorquín estará a disposición de Laso, que solo le forzará si lo ve estrictamente necesario.

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