Baloncesto - Copa del Rey
La feliz tradición del Real Madrid
Supera sin apuros al Lenovo Tenerife en semifinales y luchará contra el Barcelona por el título de Copa
Crónica
No falló el Real Madrid a su cita con la Copa, a cuya final no falta desde 2014. Ganó con solvencia al Lenovo Tenerife , al que superó en un partido muy sobrio, sin alardes, en el que siempre fue por delante y del que Laso pudo irse con una sonrisa. No solo por la victoria, sino porque recuperó para la causa a Rudy Fernández y Trey Thompkins , ambos fundamentales si los blancos quieren reconquistar un título que levantaron por última vez hace dos años y que solo han ganado en una ocasión desde 2017. En la final, se medirán al Barcelona, que ganó con apuros al UCAM Murcia .
Se cumplen estos días diez años del primer trofeo de la era Laso en el Real Madrid. Aquella Copa levantada en el Palau Sant Jordi que supuso un cambio de ciclo en la canasta nacional. Desde entonces, los blancos han vivido una de las épocas más gloriosas del club, con el Barça resignado a recoger las migajas que iba dejando el equipo madridista. Tendencia que se ha ido invirtiendo en los últimos meses y que ha desembocado en esta Copa de prominente color azulgrana . A ella llegaba el Madrid con dudas. Las mismas con las que salió de su partido de cuartos ante el Breogán. No terminaba de carburar el equipo, lastrado por un calendario diabólico que le había hecho aterrizar en Granada con la lengua fuera, pero en semifinales empezaron a verse ciertos brotes verdes.
Era el Tenerife un equipo para probar esa recuperación, asentados los canarios desde hace tiempo en la zona noble de la ACB. Un equipo rocoso que siempre había puesto en problemas a los blancos y que ayer no pudo plantarle cara. Salió concentrado el Madrid, dispuesto a no pasar los apuros de los cuartos de final ante el Breogán. Dispuso Laso un cinco sin base puro, con Llull y Heurtel en el banquillo y con Williams-Goss en la grada , principal damnificado de la vuelta de Deck al equipo. Sin un director de orquesta en pista, el Madrid arrancó anárquico y certero, pues sumó seis triples en siete intentos. Acierto brutal que no se veía desde hace semanas. La mejor noticia a las puertas de la final. Tres de esas dianas llevaron el sello de Taylor , el especialista defensivo del equipo que ayer se desató también con el aro. Porque además de sellar a Marcelinho, el sueco supo encontrar la canasta como nunca antes esta temporada. Otra nota positiva para el cuaderno de Laso.
La segunda falta personal de Shermadini , cuando no se habían cumplido los cuatro minutos, mandó al georgiano al banquillo y abrió un boquete en la zona canaria. Lo aprovechó Tavares, contundente como siempre, pero también el resto de sus compañeros, que se adueñaron del rebote y empezaron a fabricar un colchón cómodo en el marcador (21-10, min.7).
Ala fiesta blanca se sumó Trey Thompkins , desaparecido en combate desde hace tiempo, que ayer volvió a reclamar una cuota de protagonismo. Los primeros ocho puntos del segundo cuarto llevaron su firma y fueron celebrados por el banquillo como si fueran un gol. Alegría inmensa, pues sabe Laso de la importancia de su amenaza exterior y sus tiros abiertos para que el equipo vuelva a la senda que le permitió sumar veinte victorias consecutivas a finales del año pasado.
El recital del americano lo alargó Rudy Fernández , recuperado para la causa tras su lesión muscular. El balear, otra pieza importante que se había perdido los últimos partidos, volvió a ser clave. Como suele serlo en los torneos grandes. Entró en pista y en tres chispazos había sumado ya ocho puntos, frutos de dos triples y una penetración marca de la casa. Sonreía Rudy y lo hacía el Madrid, que por primera vez en mucho tiempo sorteaba los apuros (50-38, min. 20).
Mantenía el tipo el Tenerife, un gran equipo que ayer no pudo nunca tomarle el pulso al partido. La ausencia de Fitipaldo y la participación de un Marcelinho mermado por la gripe restaron opciones al bravo conjunto canario. Aun así, solo se fue del partido en el último cuarto, cuando el cansancio físico y la distancia en el marcador le hicieron bajar los brazos.
Aprovechó la ocasión Heurtel para reivindicarse, autor de nueve puntos en el cuarto final (12 en total y 7 asistencias para él). También Poirier , magullado por los acontecimientos de este 2022, se subió a la ola de moral previa al domingo. Un triunfo coral que, sin ser una exhibición, le sirve al Madrid para mirar hacia su tradicional cita con la final con más confianza.