Baloncesto
Real Madrid: una derrota que deja muchas dudas
La final perdida provoca impotencia en un equipo plagado de veteranos y sin un líder tras irse Campazzo
«Hemos luchado a contracorriente durante toda la final y realmente nunca hemos tenido la sensación de poder entrar en el partido. Nunca terminábamos de engancharnos. El equipo ha transmitido otra energía y hemos sido capaces de luchar, pero lejos siempre del marcador». Las palabras de Laso tras el encuentro reconocían la derrota y asumían el abismo existente ahora mismo entre los dos equipos. Había sido mejor el Barça y el Madrid no había tenido respuesta, algo que quizá no había ocurrido en ningún momento en los últimos diez años.
Transmitía tristeza el técnico, pero también cierta impotencia por lo visto sobre la cancha, donde el Barcelona había sido muy superior. Ni siquiera lo achacaba Laso a las bajas, aunque entendía que el factor físico sí que había sido importante en la final. «No sé si estos quince puntos son la diferencia real entre los dos equipos. Prefiero no compararme con nadie y pensar en que debemos mejorar si queremos competir al máximo de aquí al final de temporada. Hoy ante este Barcelona no ha podido ser. Hay que darle mérito al rival no creo que solo sea cosa de mis jugadores», señalaba el técnico, que pocos minutos antes de la final se enteraba de que Rudy Fernández no podría jugar.
La baja del balear se unía a las de Taylor y Randolph. Piezas ambas importantes en el título de Supercopa logrado a principio de temporada ante el Barcelona. A cambio de ellos, el vasco solo ha podido ganar el refuerzo de Tyus , cuyo perfil está muy lejos del de las grandes estrellas azulgranas. Manda la crisis económica y así lo han entendido en el Real Madrid , que ni siquiera tras la marcha de Campazzo a la NBA movió ficha para fichar a un base que supliera el talento fugado del argentino. Sin él, el Real Madrid se ha quedado sin líder y Laso ha tenido que centrarse en el desarrollo de los jóvenes, confiando en la explosión prematura del talento de Alocén o Garuba. A los dos les vienen grandes todavía estas finales y esa bisoñez se notó ayer en la cancha.
También la veteranía de algunas de las piezas del vestuario -Reyes (40 años), Carroll (37) y Rudy (35)-, que enfilan ya el final de su carrera y a las que les cuesta cada vez más alcanzar su máximo nivel es una preocupación en un vestuario necesitado de una renovación parcial para evitar el temido cambio de ciclo.
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