Final Copa del Rey
El Barcelona, campeón inabarcable
Gana la Copa dos años después con un triunfo contundente ante un Real Madrid al que le pesaron las bajas
Así queda el palmarés de la Copa del Rey de baloncesto
Crónica
El Barcelona es el nuevo campeón de Copa . Justo ganador tras superar con autoridad al Real Madrid en una final desigual que puso en evidencia la diferencia real entre ambos equipos a día de hoy. Venció la calidad azulgrana, sustentada en un equipo lleno de talento y experiencia que por fin, tras dos años de sequía, volvió a levantar un título. El primero de la era Jasikevicius y el primero para Nikola Mirotic , que desde su llegada a Barcelona solo había acumulado decepciones.
Quizá por eso, la celebración fue tan eufórica. Intensificados los gritos en el silencio del WiZink Center, donde cada alegría se amplificaba al infinito. Levantó la Copa el Barça al cielo de Madrid, en el mismo lugar que lo hizo hace dos años, pero con sensaciones muy diferentes. Porque si entonces lo hizo con polémica –con aquel inolvidable tapón de Randolph que los árbitros entendieron como ilegal aún viendo la repetición–, esta vez no dejó lugar a las dudas. Ganando con autoridad y mandando un mensaje para el futuro a su gran rival, sin respuesta más allá de la de su propio carácter y competitividad. Valores innegociables que evitaron una derrota más dolorosa.
Sorprendió Laso en el inicio con un cinco titular poco habitual. Inédito, de hecho. Porque además de elegir a Llull para dirigir al equipo –el balear suele ser uno de los revulsivos desde el banquillo–, dejó fuera a Tavares, su hombre más determinante. No está claro lo que buscaba el técnico con esos cambios, pero no le salieron bien, pues pronto se vio abajo el Madrid y tuvo que jugar a la contra el resto del partido. El Barça entendió mejor el inicio del encuentro, ahogando el ataque del Madrid con una gran defensa y exhibiendo alegría ofensiva. Un parcial de 14-0 puso a los azulgranas once arriba (7-18, min. 7) y obligó a Laso a mover sus fichas.
Increíble defensa azulgrana
Entró entonces el encuentro en una fase más estable, con un intercambio de canastas que favorecía al Barça. Era además una igualdad ficticia, pues al Madrid le costaba un mundo anotar, mientras que los azulgranas lo hacían con una notable facilidad. Era cuestión de tiempo que se terminara rompiendo el choque, lo que ocurrió mediado el segundo cuarto, cuando Jasikevicius puso en pista a su quinteto estelar. Un cinco plagado de calidad que resulta imparable. Porque al talento de Mirotic, se le suma la inteligencia de Calathes , la imaginación de Higgins , la puntería de Kuric y la fortaleza de Davies. Demasiado para este Real Madrid sin Campazzo, que a las bajas de Randolph y Taylor sumó la de Rudy Fernández a última hora.
El choque se convirtió en una pesadilla para el conjunto blanco, superado por su rival en todas las facetas del juego. Hacía daño muy fácil el Barcelona, apoyado en una superioridad física evidente ante la que Laso no encontraba remedio. Solo Tavares parecía poner freno a los azulgranas cerca del aro, pero su segunda falta personal le envió al banquillo y allanó aún más el camino de los de Jasikevicius. Llegó entonces un parcial de 13-3 que puso contra las cuerdas al Real Madrid (23-38, min. 16), pero que no fue más que el inicio de su calvario. Porque era incapaz de contener el torrente ofensivo de su rival, lastrado por las bajas, pero también por la diferencia de talento y experiencia.
Solo Deck sostenía por entonces a un Madrid deshecho. Un pelele en manos del Barcelona, que se fue hasta los 23 puntos de diferencia poco antes del descanso (29-52, min. 19). Al Real Madrid le pesaban las bajas y también la marcha de Campazzo , su faro hasta hace muy poco, al que sigue echando de menos dos meses después de su adiós rumbo a la NBA.
Como no podía igualar el nivel físico del Barcelona, Laso optó por el plan B, que no era otro que apelar al orgullo y al carácter. Testosterona. O como quieran llamarlo. Así es como los blancos buscaron una remontada que parecía imposible y que siempre tuvieron lejos a pesar de su intensidad. Se la jugó Laso con Tavares, que jugó muchos minutos con tres faltas personales después del descanso, y también con Garuba , que hizo un gran trabajo defensivo sobre Calathes. Así pudo contener el Madrid el torrente ofensivo del Barça, superior a pesar de todo. Tanto, que la reacción blanca apenas le dio para recortar la diferencia a trece puntos (67-78, min. 37).
No le entraron dudas al Barcelona. Tiene tanto arsenal en su banquillo, que a Jasikevicius le bastó con tirar de él para asegurar la victoria. Entre Kuric y Abrines –magnífico el español durante toda la Copa, que terminó sin un solo fallo en el triple en ocho intentos– amarraron la victoria y el título. Alegría inmensa para los azulgranas, que vuelven a sonreír dos años después.