Baloncesto

Fantasmas en la NBA, ángeles en la Euroliga

Desde hace años jugadores que no tuvieron protagonismo en la liga estadounidense han conseguido convertirse en referentes del baloncesto europeo

Shana Larkin y Make James, durante un encuentro de Euroliga entre EL Anadolu Efes y el CSKA de Moscú Efe

Pablo Lodeiro

Siempre ha sido difícil comparar a las dos mejores ligas de baloncesto del mundo, la NBA y la Euroliga. Las ensoñaciones de cómo encajarían en Estados Unidos equipos españoles o rusos, por ejemplo, han sido constantes, siendo los partidos de pretemporada las únicas muestras reales. En 2010, el Barcelona se enfrentó en el Palau por segunda vez a Los Ángeles Lakers campeones , condición que también tenían los catalanes, que habían levantado la Euroliga la campaña anterior. El choque se vendió como la prueba definitiva, el nuevo contra el viejo continente. El Barcelona ganó 92-88, con «piques» incluidos, como el que tuvieron Ron Artest y Pete Mickeal, dos bidones de gasolina andantes, y con grandes exhibiciones anotadoras, las dos principales con sabor local y con 25 puntos, las de Pau Gasol y Navarro.

Un gran espectáculo fue también el Real Madrid-Oklahoma City Thunder en 2016, donde los locales remontaron 22 puntos liderados por los de siempre, los que aún se mantienen en la actualidad mientras el equipo de Laso transita hacia su nueva identidad. Llull metió 23 y Carroll 22 y solo Oladipo por parte de los estadounidenses sacaba pecho y algún mate que casi parte el aro. Pero más allá de estos islotes, el baremo más generalizado ha sido el de los jugadores, porque desde hace años ha habido un trasvase de ellos que pasan de puntillas en la NBA, casi invisibles, y que deciden probar suerte en algún equipo de la Euroliga, donde acaban por convertirse en auténticos referentes deportivos.

En la actualidad, las estadísticas máximo anotador, reboteador, asistente, «ladrón» y taponador de la Euroliga están en manos de jugadores que no tuvieron un papel de relevancia al otro lado del charco. Especialmente llamativa ha sido la explosión de Mike James , base del CSKA de Moscú, que acumuló todos los titulares el 26 de noviembre al anotar un extraordinario triple y tiro adicional contra el Real Madrid , que además de dar la victoria a su equipo cortó la racha de 10 victorias consecutivas de los de Laso entre competición nacional y continental. El de Oregón solo disputó 36 partidos en la temporada 2017-2018 de la NBA. Hoy, su promedio en Euroliga es de casi 20 puntos por encuentro.

Los rebotes en Europa tienen nombre y apellido: Walter Tavares . El pívot caboverdiano, hoy un referente en intimidación, solo cuenta con 12 partidos de NBA a sus espaldas. Curioso fue su último baile en Estados Unidos, uno de los cortos, ya que fue contratado por los Cleveland Cavaliers de LeBron James para cubrir una baja de última hora y solo jugó un partido .

Un Khimki de «repatriados»

Casos parecidos, aunque no tan extremos, vivieron el ruso Alexey Shved y el estadounidense Jordan Mickey , ambos integrantes del Khimki de Moscú , y líderes en asistencias y tapones respectivamente. Pese a que el club ruso es el colista de la máxima competición europea, en parte porque en las primeras jornadas el conjunto iba con lo justo, especialmente castigado por el coronavirus, ambos jugadores destacan desde hace años en la competición.

Shved sí que tuvo cierto cartel en la NBA, sobre todo en su año de debut en los Minnesota Timberwolves, y compartió la dirección de la franquicia con Ricky Rubio . Su importancia, sobre todo condicionada por el peculiar físico del eslavo, se fue apagando hasta que volvió a su tierra, ya que allí es también es uno de los referentes de la selección nacional de Rusia. Mickey, por su parte, jugó dos temporadas en los Boston Celtics y una en Miami Heat, tres años en los que promedió poco más de 7 minutos sobre el parquet.

Por último, Pierriá Henry , actual jugador del Baskonia y baloncestista que más robos de balón acumula en Euroliga, no llegó a debutar en la liga estadounidense, ciñéndose su participación a la D-League, la liga de desarrollo, una especie de segunda división donde las franquicias NBA foguean a jóvenes y veteranos por si tienen hueco con los mayores. La lista de nombres se ensancha a cada año, y no solo en Europa, porque China y Australia se han convertido en dos potencias baloncestísticas por capital económico sobre todo, por ofrecer contratos abundantes en ceros a los que estos jugadores nunca podrían acceder en su tierra natal. A veces la tierra de las oportunidades está en dirección contraria.

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