Euroliga
Abalde, el rayo de luz que ilusiona al Real Madrid
La explosión del jugador en casa del Panathinaikos, con 15 puntos en la prórroga, le confirma como uno de los grandes proyectos del baloncesto nacional

Alberto Abalde cumplió el martes 25 años y lo celebró a lo grande. Firmando un partidazo, el mejor desde que aterrizó en el Real Madrid el pasado verano, que le dio el triunfo a los blancos en casa del Panathinaikos . Actuación que consagra al gallego, cuyo crecimiento pausado desde que empezó a despuntar en el Joventut terminó por estallar ayer en una de las canchas míticas de la Euroliga. Un soplo de aire fresco para el conjunto blanco y para Pablo Laso , cuya preocupación por la marcha de Campazzo a la NBA ya es menor.
Nadie esperaba que la visita al OAKA, vacío por culpa de la pandemia, escondiera una sorpresa tan agradable para el Real Madrid, que además de alargar su racha triunfal -acumula 17 victorias en los últimos 18 encuentros- se encontró con la explosión definitiva de Alberto Abalde, un tipo llamado a ser una estrella desde que era un niño y que el martes alcanzó ese estatus con una actuación memorable en la prórroga. Ahí, cuando más apretaba el Panathinaikos, el gallego asumió la responsabilidad, anotando la mitad de los puntos del equipo en el tiempo extra (15) , incluida una canasta a aro pasado con rectificado que hubiera firmado cualquier estrella de la NBA. «Una victoria aquí es el mejor regalo de cumpleaños que podía tener. Estoy contento de cómo he jugado en esos instantes finales», reconocía el gallego, al que Laso le ha dado confianza desde el primer momento.
Abalde sabía que iba a ser así desde que recibió la llamada del Real Madrid el pasado verano. Pieza clave del Valencia Basket en el último tramo de temporada, los blancos no dudaron en pagar su cláusula de rescisión (1,5 millones) , pues veían en él un proyecto sólido de estrella. Un líder nacional que pudiera asumir el relevo de Rudy Fernández, Llull o Felipe Reyes dentro del vestuario.
Tras un primer tramo de campaña sólido, aunque sin destellos, Abalde demostró en Atenas que la apuesta de Laso y del Real Madrid era acertada. «Es un gran jugador. Puede jugar de base, de escolta y de alero y eso habla muy bien de él. Estoy contento por él», señalaba el técnico, que ha encontrado en el gallego un filón con el que llenar el talento perdido con la marcha de Campazzo.
El baloncesto en las venas
A la espera de fichajes -los blancos siguen esperando a los descartes de la NBA para mover ficha- Abalde se ha ganado ya un sitio en la dirección del juego del Madrid. Sobre todo, en los partidos grandes, pues la ACB sigue siendo un banco de pruebas para foguear al joven Alocén . Esa posición de base no le es desconocida, pues de joven, cuando su cuerpo no era aún tan armónico y contundente como ahora, los técnicos solían darle la batuta del equipo gracias a su buena cabeza. « Desde que le vi por primera vez, en cadetes, sabía que podía llegar lejos . Tenía esa actitud de ganador, esas ganas, y era muy trabajador. Además, su cabeza iba un poco por delante de las de los demás y eso, en ciertas fases de la formación, puede marcar la diferencia», señala Agustí Sans, actual jugador del Força Lleida y compañero de Abalde en sus primeros años en el Joventut.
Allí llegó siendo un niño, dejando atrás su Galicia natal donde había empezado a despuntar. En su destino estaba dibujada una canasta, pues su padre había sido jugador profesional y a su hermana Tamara -internacional con la selección- y a él les cayó el balón casi en la cuna. « Desde pequeños nos inculcaron el amor por el baloncesto en casa y yo luego crecí viendo a mi hermana pasar por las diferentes categorías de la selección y en sus equipos. Estar aquí, en el Real Madrid , es un sueño para toda mi familia», reconocía el jugador tras ser presentado con el club blanco.
Los Juegos en el horizonte
Antes, Abalde había crecido en la cantera del Joventut , donde fue elegido MVP de la Euroliga Júnior en 2013. Aquel equipo, dirigido Paco Redondo -actual ayudante de Laso en el Madrid- , se coronó en Europa y en España. «Éramos una generación muy buena. Seis de nosotros estábamos en la selección, pero sí que él destacaba quizá un poco más . Ese año júnior dio el salto de calidad que se esperaba y a partir de ahí comenzó a quemar etapas», señala Sans. Del júnior, a la LEB y al estreno en la ACB, que le llega en 2014 con apenas 18 años. « Tener los pies en la tierra y estar tan bien rodeado -los consejos de su padre y su hermana- creo que le ha ayudado a llegar hasta donde lo ha hecho. Yo me alegro mucho por él», apunta Sans, que durante años compartió piso con el gallego en Badalona. En aquellos días se forjó una amistad que perdura - «el martes le felicité por su cumpleaños y por su partidazo» - y que esconde ciertas confidencias. «Siempre le tiró el Real Madrid. Aunque cuando jugábamos al fútbol alguna pachanga él iba con la camiseta del Celta, de Iago Aspas, el blanco también le gustaba mucho », bromea Sans, que sigue recordando con cariño « los tuppers de comida que su madre le enviaba a Alberto » en un intento porque la adaptación del gallego a la Penya fuera lo menos traumática posible.
Tras dos temporadas en el Valencia Basket , que le permitieron acercarse ya a la selección en la preparación del pasado Mundial de China, el alero mira ya hacia los Juegos, donde espera ganarse un sitio entre los elegidos de Scariolo . Antes, le toca seguir creciendo de blanco, seduciendo a Laso y convirtiéndose en uno de los pesos pesados del vestuario, cuya puerta derribó definitivamente el martes con una actuación que le ayudará a recordar para siempre su 25 cumpleaños.