Surf
El surf y una tabla contra el virus
De práctica «individual» y acuática, el surf se ha convertido en una actividad al alza a raíz de la situación sanitaria

En Galicia, donde el mar siempre fue más oficio que ocio, se ha instaurado desde hace años una práctica, de alma alegre y naturista, importada de lugares mucho más cálidos y que también ha cuajado a la perfección en diversos lugares de la costa española. ... Cuando uno llega a primera hora a la playa de Bastiagueiro, en la provincia de La Coruña, mientras la niebla amenaza con el sedentarismo, es difícil no encontrarse a algún melenudo o grupo de jóvenes, envueltos en neopreno, dispuestos a lanzarse al frío Atlántico y a sus «constantes olas» para, simplemente, hacer surf. La práctica, iniciada hace siglos en algún lugar de la Polinesia , ha tenido un gran auge en los últimos años y especialmente en los últimos meses, tras una pandemia y un confinamiento, cuando el mar era solo un cuadro en nuestras ventanas.
Pese a sus características extraordinarias, casi quirúrgicas, respecto a la situación sanitaria actual y a las nuevas medidas de seguridad, el surf tampoco ha escapado por completo al virus. Mientras que en Nazaré, Portugal, los mejores profesionales del mundo, como Garret McNamara y Maya Gabeira , doman olas de más de 20 metros, algunas cancelaciones han aparecido en el horizonte. La Federación Española de Surf anunció esta misma semana que dos tradiciones nacionales, como son O Clásico de Pantín en Galicia y y el Gijón Surf City , han sido aplazados , aunque desde el organismo han comunicado que no se prevén «excesivas modificaciones» en el calendario de la competición nacional, que concluirá en el mes de diciembre en Las Palmas de Gran Canaria . Pese a esto, en el ámbito amateur, el deporte prospera .
Yago Grobas, director de la escuela Prado Surf en las playas de La Coruña, confirma esta tendencia. «Las inscripciones crecieron un montón, un 20% más respecto a otros años», asegura. «Actualmente tenemos más de 3,000 personas matriculadas en las cuatro escuelas de Galicia, desde los más jóvenes a gente de setenta años», comenta, mientras observa como un grupo de niños se adentra con sus tablas en la playa. Según Grobas, el surf también necesitó de una reinvención debido a la pandemia . «Es un deporte caro y poca gente tiene equipo propio. El material (tablas y neoprenos) se tiene que reutilizar , y requiere que se desinfecte todo continuamente», afirma.
Cuando se le pregunta por este inesperado auge del surf, Grobas da las claves rápidamente. «Lo primero es que es un deporte que se practica al aire libre y que no requiere de mascarilla una vez te metes en el agua», comenta. Curiosamente, antes de la llegada del virus, el metro y medio de separación, ahora medida universal, ya era una obligación en esta actividad para mantener la seguridad ya en el mar, lo que dificulta el contagio en gran medida. «Creo que la gente también se está dando cuenta de que no es un deporte peligroso , o no más que cualquier otro, y que lo puede practicar todo el mundo. Trata de la libertad y de conexión con el medio», sentencia.
Juan Fernández es surfista profesional y lleva encima de una tabla desde los once años. Sus padres, cuando tenía 17, le dijeron que si aprobaba todas las asignaturas le pagaban un viaje para surfear. Acabó en Hawai, en la isla de Oahu concretamente, donde le cogió el gusto a las olas grandes, competición en la que es actual campeón de España. «En este mundo, que somos pocos, nos conocemos todos. Este verano y los meses posteriores se notó muchísimo que había gente nueva. Fue como con el ciclismo, que después del confinamiento todo el mundo se compró una bici», comenta.
Precauciones
«En País Vasco o Canarias la cosa está más masificada. En algunos campeonatos en los que he estado, a las 8 de la mañana ya había 80 personas en el agua. Tengo amigos que vienen a Galicia una semana a relajarse. Aquí es difícil encontrar un día sin olas», explica Fernández. El gallego avisa que, pese a que es una gran noticia que más gente practique surf, es necesario traer aprendidas unas pautas básicas antes de meterse en el agua. «Hay que tener claro lo que hay que hacer, los turnos, las normas, las jerarquías... si entras donde te da la gana puedes poner en peligro tanto tu seguridad como la de los demás. Si uno quiere empezar, lo mejor es asistir a algunas escuelas y dar un par de clases», asegura el gallego de 22 años. Lo que también tiene claro es que es un deporte en el que «surfear bien es difícil, pasárselo bien no».
Antonio mira con tanto recelo como amor a su tabla. Aunque accedió a él de una forma un tanto rocambolesca, tras su fiesta de graduación de máster, lleva en el surf cuatro años de forma amateur y no duda en asegurar que «es un deporte ingrato, sobre todo al principio, y requiere sacrificio. La primera vez que te subes a la tabla importa muy poco. La importante es la vigesimocuarta . Si aguantas hasta ahí, es imposible que no te guste. Te sientes muy realizado, como en todos los deportes, pero aquí diría que más». Junto con sus amigos, fue uno de los planes más recurrentes durante los últimos meses. «Al ser un deporte no urbano, que no requiere de instalaciones y que no entiende de horarios, fue ideal durante los últimos meses», explica. Al final se le escapa, de una forma muy natural, casi espontánea. «Es parte de mi vida».
Noticias relacionadas
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete