Tokio 2020
Los Paralímpicos reavivan la llama
Los deportistas paralímpicos se suben al escenario de los Juegos para recordarle al mundo que, aun sin ser superhéroes, el ser humano es capaz de superar toda clase de dificultades, también las de una pandemia
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Aprobó Tokio 2020 la asignatura de la celebración de los Juegos Olímpicos y abraza ahora la competición paralímpica con la misma devoción o más, pues Japón tiene un respeto mayúsculo por la diversidad, casi siempre a la vanguardia de la accesibilidad. Hay más de un billón de personas en el mundo con alguna discapacidad, y en Tokio serán unas 4.500 las que representen a ese 15 % del planeta . Los más altos, los más rápidos, los más fuertes. Y los que más desean que empiecen ya esta docena de días de puro deporte después de un año con las dificultades de una pandemia que ha unido al mundo más que nunca.
La Villa Paralímpica ya ha tomado color con los ciudadanos más ilustres del planeta paralímpico. Y las sillas, handbikes, prótesis, nervios y ganas han copado las calles de la pequeña ciudad y de los hogares de Tokio, reverencial siempre para atender al visitante, sobre todo si muestra con sus actuaciones que con cualquier capacidad se puede mover el mundo hacia un lugar mejor . España ya tiene a todos sus integrantes aterrizados en los Juegos más deseados. Una delegación de 229 personas, entre deportistas con discapacidad (127, 42 mujeres y 85 hombres), 15 deportistas de apoyo, 57 técnicos, además de 30 personas de otros departamentos. Una cifra algo superior a la que se concentró en Río 2016 (201).
«Durante los cuatro años tuvimos los problemas habituales, pero el último sí que ha sido tremendo. Se ha hecho muy largo. Ha habido muchos miedos, más riesgos de lesión. Pero ayudamos todo lo que pudimos a los deportistas, que era el objetivo, para que pudieran seguir en las mejores condiciones. No queríamos que abandonaran por esta circunstancia. Hemos subido máquinas de correr y de gimnasios hasta segundas y terceras plantas sin ascensor. Aunque es verdad que no hemos podido trasladar piscinas a las casas de los nadadores», analiza a este diario Miguel Carballeda , presidente del Comité Paralímpico Español, de este año de gracia que obligó la pandemia. «La gran incógnita –advierte– es cómo estarán los demás. Algunos lo habrán pasado mejor que nosotros, y otros peor, así que las sorpresas pueden ser positiva. Sí puedo asegurar es la ilusión y la preparación que traen los españoles para dar medallas que queremos compartir con la gente que lo ha pasado peor».
Carballeda subraya la importancia de esta cita paralímpica: «El mensaje de superación adquiere en este caso una intensidad mayor y mayor importancia. Es sorprendente lo que es capaz el ser humano ante la adversidad. Lo sabemos bien los paralímpicos , que lo hemos hecho toda la vida. El ejemplo de verlos competir tiene que servir para reforzar esa sensación de que se puede afrontar cualquier situación aun cuando alguien crea que la vida se ha puesto difícil».
España, que cuenta con un equipo que mezcla bien juventud y veteranía, tiene por objetivo al menos igualar las 31 medallas cosechadas en Río (9 oros, 14 platas y 8 bronces). Se cuenta con estrellas consagradas como Álvaro Valera (tenis de mesa), Ricardo Ten, Alfonso Cabello (ciclismo), Michelle Alonso, Teresa Perales, Sebastián Rodríguez (natación), Gerard Descarrega (atletismo), pero también jóvenes debutantes que llegan con ganas: los nadadores Nahia Zudaire (17 años), Jacobo Garrido (hoy cumple 19) o los atletas Nagore Folgado (17 años) y Eduardo Uceda (20 años).
No solo ofrecerán lo mejor de la marca España deportiva, también impulsarán la cultura española desde el primer día, en el desfile inaugural. «Siempre tratamos de llevar un valor añadido, con creadores de cultura de nuestros país para impulsarnos entre todos por todo el planeta; en este caso, el sombrero que llevarán los deportistas en la inauguración está decorado con una Menina obra de Manolo Valdés. Es sumar factores, estar orgullosos de nuestro país y de nuestra gente», explica Carballeda.
Que solo tiene un pequeño disgusto: la falta de público en las gradas porque las restricciones en Japón se han alargado hasta septiembre debido al aumento de casos de coronavirus. Aunque sea brirán para colegios y escuelas deportivas si se cumplen las normas. «Es tremendamente triste para cualquier deportistas, pero para los deportistas con discapacidad, y en Japón, todavía más. De nosotros pueden aprender muchas cosas, más allá del flamenco y la guitarra; pero de ellos podríamos aprender cómo tratan de bien a la gente mayor , con ese respeto siempre por la experiencia y por quienes nos dan la vida como algo sagrado, de hecho es el primer país más longevo del mundo seguido de España y tienen un ministro de la Soledad; a los niños , que entienden muy bien es que es su futuro; y a las personas con discapacidad. Estamos deseando aprender y conocer algunos procesos de accesibilidad, que en España estamos muy bien, mejor de lo que a veces criticamos, pero Japón es un ejemplo. Que no haya público para aprender esa educación y ese reconocimiento es una lástima, pero estoy seguro de que el pueblo de Japón se las apañará para demostrárnoslo de una u otra manera», finaliza Carballeda, esperando con ganas que la fiesta paralímpica reavive la llama de la superación y la convivencia.
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