Golf

Explota la guerra de los ‘greens’

La PGA prohíbe a sus golfistas participar en el circuito alternativo de inversión árabe

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Sergio García durante el Wells Fargo Championship AFP

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La situación llevaba larvada durante meses y ha eclosionado de la peor manera posible. No ha habido acuerdo entre el PGA Tour y LIV Golf (la liga mundial propuesta por los inversores árabes) y el golf mundial ha estallado. El nuevo circuito impulsado por los petrodólares, con Greg Norman a la cabeza, no podrá debutar el mes próximo en Inglaterra, al menos con los protagonistas que tenía pensados.

Los antecedentes son los siguientes: el golf llevaba años desarrollándose en Arabia Saudí y sus dirigentes pensaron que la mejor manera de promocionar sus valores y sus intereses era a través de organizar en su país torneos profesionales del máximo nivel. Así, crearon el Saudi Invitational con las principales figuras internacionales (Dustin Johnson, Phil Mickelson o Sergio García ) pero pronto vieron que la experiencia se les quedaba corta. Que preferían expandirse aún con más repercusión. Y como el dinero no era problema, idearon una liga mundial para captar aún mayor atención mediática.

La idea inicial de crear una competición similar a la Fórmula 1, con escuderías cerradas formadas por equipos de cuatro jugadores y pruebas por todo el planeta pronto quedó desechada y fue sustituida por una serie de torneos, dirigidos por Norman, que contarían con un plantel cerrado de jugadores y unos premios estratosféricos: 48 de ellos jugarían por una bolsa de veinte millones de dólares cada semana en tres rondas sin corte, donde el ganador se llevaría cuatro millones (frente a al millón y medio que ofrece de media el PGA Tour) y el último 120.000 (lo mismo que quien acaba tercero en el Circuito Europeo). Y claro, ante esto los norteamericanos se rebelaron. No podían permitir que les amenazaran unos recién llegados cuyo único valor era el de su billetera.

Sergio García, afectado

De manera que, entre la prepotencia de los unos y la falta de cintura de los otros (hasta el momento el PGA Tour no se ha dignado a recibir al australiano), ya se ha producido la rotura de relaciones, antes incluso de comenzar a jugar.

El LIV Golf ya había presentado un calendario con ocho pruebas, cinco de ellas en Estados Unidos, una en Inglaterra y Thailandia y una final en Arabia. Los participantes en cada una de ellas necesitaban un permiso de su Tour de referencia para participar. Y como la mayor parte forman parte del Americano (Mickelson, García, Kevin Na, Lee Westwood o Martin Kaymer) el comisionado Jay Monahan tenía en su mano la primera prueba de Londres del 9 de junio.

Con la excusa el bien del circuito y de sus jugadores, Monahan negó ayer el plácet al coincidir con una prueba en las mismas fechas en Canadá. Así que ni los citados golfistas ni otros más cuyo nombre no ha trascendido, podrán jugar. «Esto es antigolf, antiaficionados y anticompetición; el PGA Tour quiere perpetuar su monopolio ilegal» declaró Norman. Esto acabará en los tribunales, pero el tiempo corre en su contra.

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