Atletismo | Mundial de Doha
Orlando Ortega, desolado: «Me han robado una medalla»
El español de origen cubano, obstaculizado por un rival, acabó quinto la final de los 110 metros vallas cuando iba segundo
La resolución de la IAAF: ni bronce para Orlando Ortega ni repetición de la carrera
El catálogo de pifias de Omar McLeod, el hombre que arruinó la medalla a Orlando Ortega
![Orlando Ortega](https://s2.abcstatics.com/media/deportes/2019/10/02/1419149959-kyJD--1248x698@abc.jpg)
Fue la secuencia de una fatalidad que Orlando Ortega transformó en lamento amargo. El buque insignia de la delegación española en el Mundial de Doha acabó frustrado, enfurecido y sin consuelo posible. Fue obstaculizado por el jamaicano Omar McLeod, que invadió su calle al trastabillarse, y le arrebató la posibilidad de conquistar la medalla de plata a la que iba lanzado a falta de veinte metros. Terminó quinto después del toque. En apariencia fue un accidente, pero el hispano-cubano lo convirtió en conspiración al acusar al atleta caribeño. «Me ha robado la medalla. Lo veía venir desde la salida y no lo puedo aceptar. Así no, tío, así no », se dolió. El oro, inalcanzable para el español, fue para el estadounidense Gran Holloway, la plata el ruso Shubenkov, y el bronce, el francés Martinot-Lagarde.
Aunque dijo que lo suponía desde la salida, aludiendo a la conducta antideportiva del caribeño, Orlando Ortega no podía imaginar el desgarro que le iba a provocar la carrera. Salió lento por la calle 5, tardía su puesta en escena frente al americano y el jamaicano. Pero la remontada de Ortega fue incipiente y concienzuda, pasando cada valla con limpieza y sin rozar el obstáculo. La irrupción de Ortega fue notable desde las posiciones retrasadas y superado el ecuador de la prueba, estaba en segunda posición con el ruso y el jamaicano al acecho.
Sucedió que el caribeño, que corrió toda la prueba muy cerca de la calle del español, se venció hacia el español y lo obstruyó de manera evidente. Solo faltaba la última valla. En el parón Ortega fue rebasado por tres competidores .
El español habló de acción deliberada. «Lo veía venir, intente evitarlo, sé que era más rápido que yo en la salida. Y justo cuando empiezo a avanzar, me empuja. Yo acepto toques de mano y puedo aceptar que haya roces, pero una cosa así no la puedo aceptar. No me han dejado ganar una medalla. Es un robo y una estafa».
Rotundas declaraciones
El atleta, que es un tipo rotundo en las declaraciones como mostró la pasada primavera cuando quedó cuarto en el Europeo de pista cubierta que se disputó en Glasgow –«quiero desaparecer de este planeta», aseguró–, volvió a ser protagonista en las manifestaciones públicas. «Es duro sacrificarse todo el año, es duro que te quiten una medalla así . A mí que me ganen corriendo, pero así no. Valoro a mis contrarios, a mis rivales por igual, pero así no. Si me van a ganar, que me ganen limpio».
Orlando se marchó a Chipre por su amistad con otro vallista, Milan Trajkovic, para entrenar con Antonis Giannoulakis. Se instaló en Larnaca, en un apartamento cerca del mar y en una población donde los vecinos saludan. «No era una cuestión técnica, sino de mente», dijo.
Ayer vivió el desengaño de una fatalidad en carne propia. Y no había consuelo. «Yo lo intento hacer siempre lo mejor posible, corriendo por mi calle. Acepto la derrota tirado en la meta, pero así no . Te lo juro, que se acabe así una temporada no vale la pena». La Federación presentó una reclamación por lo sucedido. Pidió que se repita la carrera.
Javier Cienfuegos fue el otro nombre español de la noche . Séptimo en una final poco común para los intereses de nuestros atletas. De la Extremadura profunda ha emergido un gigante como florecían hace décadas los ídolos. Por generación espontánea. Provenientes de la necesidad. Casi de la casualidad. Como Mariano Haro, Ángel Nieto, Severiano Ballesteros o Fernando Alonso, el lanzador de Montijo Javier Cienfuegos ha construido una historia bellísima a partir de una ilusión de deportista.
Ayer firmó un momento único, al inscribir su nombre como primer español en una final de martillo en un Mundial. Tuvo progresión en los lanzamientos (73.25 m., 74.73, 76.00, 76.57) pero en los dos últimos se frenó cuando se esperaba la mejor versión (76.01 y 74.64). Séptimo del mundo , lo cual es un trofeo para él. El polaco Fadjek ganó el oro.
A Cienfuegos, tipo fornido de 29 años que pesa 134 kilos y mide 1,93 metros , le gustaba lanzar el peso por la influencia de Manolo Martínez, el campeón leonés que ganó un bronce en los Juegos de Atenas 2004 y subió a cinco podios en Mundiales y Europeos de pista cubierta.
Con un balón medicinal en un descampado , una red de pesca y el mango de un cubo se hizo un artefacto parecido a un martillo con el que hacía el gamba con sus parroquianos de Montijo. Esa versión rudimentaria para practicar deporte se amplió con pallets de madera, un círculo de cemento y diversos utensilisos similares que confirmaron la fortaleza física del actual propietario del récord de España de martillo (79,38).