Así fue la última corrida de toros celebrada en la Plaza Mayor de Madrid

El 18 de junio de 1970, el castizo recinto recuperó una de sus tradiciones interrumpida a mediados del siglo XIX

Toros en la Plaza Mayor de Madrid, en junio de 1970 ABC

Ángel G. Abad

Han pasado cincuenta años desde que la Plaza Mayor de Madrid celebrara su última fiesta de toros. El 18 de junio de 1970, el Círculo de Bellas Artes quiso recuperar la tradición de las fiestas de toros que tuvieron lugar en el recinto construido en los primeros años del siglo XVII. Desde entonces, la Plaza Mayor fue escenario de numerosos de festejos taurinos, que se desarrollaban en sesiones de mañana y tarde , y que se fueron diluyendo en el tiempo a raíz de la inauguración en 1737 de la primera plaza de toros de la capital de España.

Los promotores de devolver el espectáculo taurino a la Plaza Mayor quisieron rememorar las fiestas medievales y de esa guisa ambientaron el castizo rectángulo para una corrida protagonizada por el toreo a caballo. Los hermanos Ángel y Rafael Peralta lidiaron dos toros de Clemente Tassara y otros dos de José Luis Cobaleda. Los graderíos que delimitaban la arena se llenaron hasta la bandera. Unas cuatro mil personas sentadas y cientos agolpadas en los balcones y hasta en los tejados.

La corrida fue un acontecimiento festivo en la capital, que desde hacía más de ciento veinte años no celebraba una corrida de toros en la Plaza Mayor. La última fue en 1846 , y tuvo lugar para celebrar la doble boda de Isabel II y su hermana la infanta María Luisa. El anterior festejo real fue en 1803, con motivo de la boda de Fernando VII.

A la usanza medieval

Tambores y trompetas anunciaron el comienzo de la corrida, el desfile con los dos caballeros al frente de sus cuadrillas y de todos los caballos de sus cuadras. Las crónicas dicen que los rejoneadores sevillanos vestían de «Robín de los Bosques» y que se postraron ante la presidencia, en donde se encontraban cuatro damas, vestidas a la usanza medieval.

El primer toro fue lidiado al alimón por los hermanos Peralta, que con anterioridad hicieron una exhibición de monta . Lances de capa desde el caballo, rejones, banderillas y rosas, y con lanzas colocaron varios arpones, lo que les valió el primer trofeo de la tarde. Otro trofeo cortó Ángel Peralta del segundo, y dos su hermano Rafael del tercero. Este toro le dio un buen susto a un intrépido fotógrafo que desde la misma arena quiso obtener las mejores instantáneas.

El cuarto toro fue lidiado de nuevo por los dos hermanos, que no anduvieron certeros con el rejón de muerte. Las crónicas cuentan que la intervención del sobresaliente tampoco resultó muy afortunada, terminando el festejo entre almohadillas.

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