Así fue la octava corrida de San Isidro en Vistalegre

Perera y Ureña cortan una oreja en la corrida de Matilla

Paco Ureña Efe

ABC

Con el corazón aún encogido por la tarde de dolor y gloria de ayer, arranca la octava corrida de la feria de San Isidro en Vistalegre. Con una corrida de Matilla (cuatro de Hermanos García Jiménez y dos de Olga Jiménez), se anuncian Miguel Ángel Perera, Paco Ureña y Daniel Luque, sustituto de Emilio de Justo, que a su vez ocupaba el lugar de Antonio Ferrera.

Se guarda un minuto de silencio en memoria de Teodoro Matilla, una de las grandes figuras del mundo taurino, antes del Himno Nacional.

Abre plaza Catavino, número 27, negro, de 525 kilos, cerca de los seis años, como dos hermanos más. Cariavacado, mete la cara en el capote. Y Miguel Ángel Perera , de lila y oro, lo cuida en varas. Fenomental la lidia de Ambel. Curro Javier se desmontera. Brinda el extremeño al público y traza templadas series diestras. Aguanta miradas por el izquierdo, por donde el toro se lo piensa. Pero con la técnica precisa hace que se los trague con mucho mérito, firme y en un palmo de terreno en el cierre. Valentísimo Perera, dominador del toro al completo. Fulminante el espadazo.

Lances arrebatados de Paco Ureña , de caldera y oro, al segundo, Caramelo, número 78. Y muy despacioso el quite con un toro de mucha calidad y sin parar de galopar. El murciano tuvo el detalle de brindar el toro al doctor Crespo y su equipo. Con un estatuario en el platillo abrió la faena, para continuar por abajo. Crujió una tanda a derechas, con dos pases mirando al tendido. Y subió un derechazo encajado y profundo. Sentido Ureña con un dulce y a la vez bravo Caramelo, de extraordinaria clase y sin parar de embestir. Con el compás abierta al natural, muy roto y profundo, en los medios. Superior la serie. El pecho ofrecido, la muleta adelante y abajo y la pureza por bandera. Y de honda torería el broche por bajo a este gran toro de Olga Jiménez. Lo cazó a la primera de una estocada. Oreja con gran petición de la segunda y bronca al presidente por no concederla.

Esaborío se llamaba el tercero, que se pegó un tremendo volatín y en el que Daniel Luque, de azul marino y oro, quitó por ajustadísimas chicuelinas. Escarbaba y protestaba el toro, con mejor embroque que final, muy áspero. Con mucha paciencia y oficio, obtuvo pasajes muy meritorios y un par de naturales sensacionales. Estocada.

En cuarto lugar sale otro Catavino, este un bonito negro salpicado y bragado, aplaudido de salida. Se gusta con el capote Perera y brilla otra vez Javier Ambel, esta vez en banderillas. Otro toro con movilidad, aunque rebrincado. Perera lo sometió, a la altura que el animal requería, y metió en vereda en una labor de técnica exacta, muy sobria. Estocada trasera. Saludos.

Verdiales, número 39, es el quinto, un toro que por el derecho se vence y con buen pitón izquierdo, por donde Ureña cuaja algunos muletazos enormes. La muleta muerta en la cara y el trazo hondo. Y un broche a pies juntos que caló. Estocada corta caída. Gran ovación y saludos.

Cierra plaza un Filósofo serio y astifino, como el conjunto ganadero. Sin suerte Daniel Luque con un toro que se raja pronto. Manso de solemnidad, le cuesta cuadrarlo. Mata con habilidad de una estocada.

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