Juan José Domínguez: «¡El toro me ha matado, me ha matado, me ha roto el corazón!»
«Podría haber muerto en el ruedo o en la enfermería», dice el doctor Enrique Crespo, autor de un nuevo milagro. El subalterno vive para contarlo

«¡El toro me ha matado, me ha matado, me ha roto el corazón!». Aquellas acongojantes palabras del banderillero Juan José Domínguez a la entrada de la enfermería de Vistalegre asustan al miedo. Al doctor Enrique Crespo aún le resuenan en la mente. «Hoy ... podríamos estar hablando de una tragedia. Podía haber muerto en el ruedo o en la enfermería», señala con crudeza el cirujano que, junto a su equipo, obró el milagro de la salvación. «El milagro es de Dios», dice con fe y humildad.
«Cornada en hemitórax izquierdo en zona infraclavicular, con un agujero de entrada de unos 15 por 20 centímetros. Cuatro trayectos: uno hacia arriba de 16 centímetros que llega a región supraclavicular, otro hacia fuera de 10 que llega a hueco axilar sin penetrar, otro hacia dentro de 20 que provoca fractura de tercera costilla con luxación condro-costal y otro hacia arriba de 15 centímetros que alcanza espacio supraesternal», rezaba el pavoroso parte de guerra .
'Juguetón', de la ganadería de Vegahermosa, número 19, negro, de 535 kilos, se cebó con el subalterno de Roca Rey. No quería soltar su presa, la buscaba con mucha saña. Fueron segundos interminables que pudieron acabar con un hombre de plata en la eternidad. A ese parte le faltaba «otra cornada en el brazo izquierdo, aunque esa no me preocupa». Al doctor no le dio tiempo a añadirla en el parte cuando vio que, al punto de abandonar el hule Domínguez, Pablo Aguado entraba con un tremendo navajazo en la pierna al vocarse a matar. Aquella tarde más sangrienta de Hemingway fue ayer.

El matador sevillano fue intervenido de «una cornada en el tercio medio, cara interna, del muslo derecho. Dos trayectorias: una hacia arriba de 20 centímetros que desgarra músculo vasto interno y contunde arteria femoral en unos 5 centímetros, otra hacia fuera y dentro de 14, que alcanza diáfisis de fémur, con lesiones musculares en vasto interno, recto anterior y crural, de pronóstico grave». Su equipo de comunicación ha señalado en las redes que su evolución es favorable. «Se encuentra en una habitación de planta », cuenta el médico.
«Lo duro se vivió con Domínguez, pero dentro de su malísima suerte , tuvo buenísima suerte», continúa. El subalterno de Roca Rey vive hoy para contarlo. «Y ahí está el hombre, en la UCI, estable». Fue tarde de dolor y gloria, en todos los sentidos.

Enrique Crespo explica que al banderillero se le he hecho un tac de tórax en el Hospital de Nuestra Señora del Rosario, un campamento de guerra con el propio subalterno, Aguado y el novillero Manuel Perera. El San Isidro de Vistalegre está siendo muy sangriento. «Además del arrancamiento de costilla -continúa el prestigioso cirujano taurino-, han confirmado que tiene o tras dos fracturas costales sin desplazar y un pequeño neumotórax; ya en la enfermería lo sospechábamos y le pusimos un tubo, pero en los pulmones afortunadamente no hay lesiones. Los drenajes están bien y, en principio, se le comenzará a rebajar la sedación, tanto que no descartan pasarlo hoy a una habitación de planta en función de la evolución y de cómo tolere el dolor. Hay que tener mucha cautela con este tipo de cogidas tan sumamente complicadas». ¿Corre peligro su vida? «A ver, peligro no corre, pero hay que se prudente. Tiene la lesión en todo el tórax , en una zona compleja, con el pericardio, los pulmones y el corazón».
Entre paciente y paciente en la clínica donde trabaja, recuerda la tarde emocionado. Al doctor, pese a su larga experiencia, le emociona el valor y el mérito de los toreros, y la preocupación de toda la familia del toro por el banderillero y sus compañeros heridos. «Si de Aguado y Perera no me han dicho nada los médicos, es que la cosa va bien», dice antes de pasar a visitarlos este mediodía.
«Mi respeto y mi admiración a todos los toreros son máximos. No olvidemos que todos los toros matan. Y Juan José Domínguez puede dar gracias a Dios toda su vida. Podríamos hablar de una tragedia ». Como Yiyo, como Montoliú. Como tantos hombres que dejaron su vida en el ruedo. Fuerza y honor.
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