Adiós a Jaime 'Corazón de León'

El torero ha fallecido a los 90 años en Colombia tras sufrir un infarto

Muere Jaime Ostos, el torero del valor indomable

Jaime Ostos ABC

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El matador de toros Jaime Ostos , que sufrió a lo largo de su carrera muchos y muy graves percances, ha fallecido de un infarto en Bogotá, a los 90 años .

En los años cincuenta y sesenta, fue una primera figura de la Tauromaquia, alternando con Litri y Antonio Ordóñez (su padrino y su testigo de alternativa), Luis Miguel Dominguín, Antonio Bienvenida, Aparicio, Manolo Vázquez, El Viti, Paco Camino... Haber competido a este nivel demuestra su categoría como torero clásico , de enorme valor, y formidable estoqueador .

Había nacido en Écija (Sevilla), el 8 de abril de 1931. Con veinte años, debutó como novillero con picadores en Osuna. En esa primera etapa, rivalizó con su paisano Bartolomé Jiménez Torres: dos estilos, dos temperamentos y hasta dos orígenes sociales muy diferentes. Como recordaba Jaime, «mi caso es un poco particular: en mi pueblo me llamaban el torero señorito porque era de una familia acomodada. Yo tenía una gran afición, nada más». Recuerdo yo muy bien que esa rivalidad llegó hasta su debut en Las Ventas , en las novilladas de los jueves.

Los triunfos le llevaron a tomar la alternativa en Zaragoza , el 13 de octubre de 1956. La confirmó el 13 de mayo de 1958, de manos de Antonio Bienvenida, con Gregorio Sánchez como testigo. Alcanzó la cabeza del escalafón en 1959 y 1962.

Truncó su carrera una gravísima cornada en Tarazona de Aragón, el 17 de julio de 1963, toreando reses de Ramos Matías Hermanos, junto a Ángel Peralta, El Viti y El Caracol. Tituló ABC, al día siguiente: 'El diestro perdió más de cinco litros de sangre por la herida. Antes de ser operado, a vida o muerte, recibió los últimos Sacramentos ’. Sufrió la cornada al iniciar la serie de muletazos, en su primer toro: «Según versiones de los peones de confianza, el fuerte viento que había en la Plaza descubrió al matador y el toro, siguiendo su embestida, metió el cuerno por debajo, asestando al torero una cornada en seco en el bajo vientre».

Los detalles trágicos se acumularon. Ángel Peralta intentó detener la salida de sangre, con la mano, y, luego, con una sábana. Se solicitó la presencia de donantes de sangre: cerca de doscientas personas formaron una larga cola delante de la enfermería. Años después, el propio Ostos recordaba algo más:

«Oí a través de la puerta de mi habitación la conversación de los médicos, que no me daban esperanzas de vida . Si a esto añadimos que, cuando empecé a mejorar, tenía un noventa por ciento de oportunidades de perder la pierna, fue un trauma muy fuerte... Tenía ya muchas cornadas en el cuerpo: todas se habían curado en un período de treinta días; ésta duró un año largo».

Vencer a la muerte

Pero Jaime Ostos logró vencer a la muerte y volvió a los ruedos . Un año después, en 1964, Luis Marquina dirigió una interesante película documental sobre este terrible episodio, con una estructura no lineal, parecida a la de ‘Ciudadano Kane’. Su título no puede ser más lacónico y certero: ‘Valiente’ . Así era por naturaleza Jaime Ostos.

En esa película se puede ver el estilo clásico del diestro: toreaba muy de verdad, con buenos lances de capa, excelentes naturales y extraordinarias estocadas. Estas últimas fueron su gran arma. Se ha hecho famosa una fotografía en la que se le ve entrando a matar, vaciando la embestida con la mano izquierda, la mirada fija en el morrillo, donde acaba de clavar la espada hasta la mano. Un modelo para los que quieran aprender esta difícil suerte.

En corto y por derecho

Siempre que charlábamos, me hablaba de la forma ortodoxa de usar la espada : en corto y por derecho, entrando de frente, sin mirar los pitones, dejando deslizar el pie izquierdo para atraer la embestida... «Una tarde, en Madrid, pinché cinco veces y me seguían aplaudiendo». Para hacerlo así, además de técnica, hace falta muchísimo valor. Por eso le apodaron ‘Corazón de León ’, como al amigo de Robín de los Bosques.

Escribía Cañabate de una tarde en Las Ventas: «¡Qué hermoso es el valor de un torero! ¡Cómo nos llega y nos cala en lo hondo de la sensibilidad! El de Jaime Ostos es de oro de ley ». Jean Cau, colaborador de Jean-Paul Sartre, acompañó a Jaime Ostos y su gran cuadrilla (El Vito, Luis González) durante toda la temporada de 1960: así nació el muy interesante libro ‘Las orejas y el rabo’.

El pasado 9 de abril cumplió 90 años, después de haber superado una grave enfermedad , en la que llegó a pesar 45 kilos: «Ha sido el toro más duro de mi vida», declaró en una entrevista con ABC. Me habló, con su franqueza de siempre, de los que ahora atacan a la Fiesta: «No se pueden poner cortapisas al arte de los toros ni a cualquier arte». Y de la España actual: «No soy de izquierdas ni de derechas, sino de la gente, pero hay cosas que no puedo entender: me siento español , en todas las plazas americanas he visto la bandera española y ahora mismo ya no quedan comunistas ni en Rusia...»

Había sufrido veinticinco cornadas , dos veces le dieron la extremaunción, pero no dudaba de que le había valido la pena: «Yo no quería ser uno más. Siempre me ha gustado el arte, en sus diversas facetas. El toreo me ha permitido dejar algo a los demás. Ser torero me hizo persona, me ha permitido ayudar a los demás y que la gente me recuerde con respeto. Un torero ha de tener un corazón muy grande. Ésa ha sido siempre mi vida: una lucha honrada ». Así se ganó el título de Jaime Corazón de León: un gran torero y un gran personaje.

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