Sergi Belbel

Maestro Benet i Jornet, amigo Papitu

Josep Maria Benet i Jornet, en 2010, con Carlos Hipólito en la entrega de los premios Max ABC

Se ha muerto Papitu. El gran dramaturgo catalán Josep Maria Benet i Jornet . Es un día triste para mucha, muchísima gente. Desde que la enfermedad del Alzheimer le golpeó, hace unos años, sus amigos y amigas hemos ido sufriendo poco a poco su pérdida. Papitu era un amigo inolvidable. Benet i Jornet, un maestro incuestionable. Es difícil hablar de él «en singular» porque para nosotros tenía esta doble faceta: el amigo era Papitu y Benet i Jornet era el dramaturgo. Él llevaba esta doble condición con una naturalidad impresionante. Y con una energía inagotable. De hecho, la pasión por el teatro iba siempre ligada a la pasión por la vida, y esta era una de las cosas más destacables de su legado. De hecho, el «legado» es, sin duda, una de sus grandes obsesiones, el tema más recurrente en toda su obra, desde la primera y maravillosa «Una vella, coneguda olor» hasta l'última, inédita («Estiu ardent»), e incluidos todos sus trabajos para la televisión. El «legado» que nos deja es pues este: la importancia o incluso la trascendencia del legado. Nosotros no somos nada sin los que nos preceden. Del mismo modo, él era bien consciente de que tampoco era nada sin las generaciones futuras. Y esta fue su gran aportación: abrirse, darse a los demás, a los que vinieron tras él. Ser maestro, compañero e incluso amigo, sin que la diferencia de edad fuera ningún inconveniente. Al contrario: él parecía siempre el más joven. Era increíble. En fin. Podemos decir que el dramaturgo Benet i Jornet es un «padre» incuestionable para muchos de nosotros, que empezamos a hacer teatro en las postrimerías del siglo XX pero también un «abuelo» respetado, querido y venerado por muchos otros, dramaturgos y dramaturgas y guionistas del siglo XXI. Es emocionante que sea así. Por eso puede irse bien tranquilo. Su miedo, yo diría incluso terror, de ser olvidado, ha quedado definitivamente diluido. Maestro Benet i Jornet, gracias por tu gran legado teatral, que permanece muy vivo. Amigo Papitu, gracias por estar siempre. Estate tranquilo y descansa en paz: no te olvidaremos nunca.

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