«Un escenario debe ser como la vida, y en la vida hay diversidad»

La Compañía Blanca Marsillach y la Fundación Repsol celebran los diez años de su proyecto de teatro adaptado para personas con discapacidad intelectual

Blanca Marsillach Maya Balanyá
Julio Bravo

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«Un escenario debe ser como la vida, y en la vida hay diversidad». Estas palabras de la actriz Miriam Fernández resumen perfectamente la filosofía del proyecto de teatro adaptado que la Compañía Blanca Marsillach , con el apoyo de la Fundación Repsol, lleva desarrollando desde hace diez años.

En la Casa de Vacas de Madrid, uno de los lugares donde se lleva a cabo este proyecto, se ha celebrado este aniversario. El acto ha contado con el padrinazgo del actor Emilio Gutiérrez Caba , que ha interpretado un fragmento de « Se vende ático », de Adolfo Marsillach , junto a las actrices Miriam Fernández y Adela Estévez y el actor Daniel Olías .

«Se vende ático» es precisamente la obra que se interpreta dentro del Taller de teatro adaptado para personas con discapacidad intelectua l , que se ha desarrollado esta temporada, en una gira que ha visitado, además de Madrid, otras cuatro ciudades: Bilbao, Cartagena, Tarragona y La Coruña.

Antonio Calçada de Sá , vicepresidente de Fundación Repsol, acompañó en el acto a Xabier Olza , director de la función, y la propia Blanca Marsillach . «El mundo empresarial tiene que ir de la mano del mundo social», dijo Calçada, que aseguró que el apoyo de su fundación no es una moda, y se comprometió a continuarlo en el futuro.

«Estas experiencias sirven, entre otras cosas, para mirarte por dentro, para descubrirte y para ser mejor persona -dice Blanca Marsillach a propósito de su proyecto social-. Yo me siento mejor cada día que pasa. Con estos programas lo que hacemos es dar amor a gente que lo necesita y probar que el teatro no tiene por qué ser aburrido y que, además, puede cumplir un servicio social extraordinario».

« El reino de la tierra », de Tennessee Williams , fue la primera piedra del proyecto y la colaboración entre la Fundación Repsol y la Compañía de Blanca Marsillach y Varela Producciones . En aquel montaje solo participaban actores profesionales. En posteriores cursos se fueron sumando actores con capacidades diferentes. «Ningún personaje tiene discapacidad -dice Miriam-; conforme transcurre la función, la discapacidad que tenemos los actores pasa a segundo plano. Y es que eso es lo que hay que conseguir; en vez de integrar, convivir».

Algo que Emilio Gutiérrez Caba apoya. «El teatro es un mundo abierto y, sobre todo, lleno de imaginación -dice-. La imaginación no tiene fronteras, y nosotros, los cómicos y las cómicas, recibimos a todos con los brazos abiertos».

Más de 10.000 personas, según Blanca Marsillach, se han beneficiado del proyecto de teatro adaptado. «La cultura -concluye Luisa Roldán , directora del Área Social e Institucional de Fundación Repsol- es un derecho para las personas con discapacidad, no solo como espectadores sino como profesionales, y en este sentido potenciando la integración laboral»

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