El Sónar recupera la plena normalidad con 122.000 asistentes y echa el cierre «recargado y renovado»

Se despide el Sónar del reencuentro y la plena normalidad tras dos años de sequía y pangolín y si hubiese que escoger un único momento, sólo uno, para resumir lo que ha sido esta XXIX edición, nada mejor que la anécdota que comparte Sergio Caballero, codirector de la cita barcelonesa, durante la rueda de prensa de balance del festival. «El jueves había gente que llegaba y besaba el césped», celebra. «Incluso hubo una pedida de mano», añade Caballero.

Es con este tipo de público con el que el Sónar no solo ha recuperado viejas sensaciones, sino que, además, ha registrado la segunda mejor marca de su historia. En total, 122.000 asistentes, 15.000 más que en 2019 y apenas 4.000 menos que en 2018, año redondo al celebrar el festival sus bodas de plata.

Ahora, con el 30 aniversario en el horizonte (la cita, los días 15, 16 y 17 de junio de 2023), los responsables de este gran Valhala electrónico aseguran sentirse, además de satisfechos, recargados y renovados. «No tenemos la sensación de que haya sido un festival que retoma el de 2019, sino que se trata de un Sónar recargado y renovado, con nuevas propuestas y público también nuevo», destaca Enric Palau, codirector de la cita.

De hecho, tanto o más significativo que los 122.000 asistentes es que el festival haya abandonado sus registros habituales para escorarse hacia el lado del público local, una auténtica rareza en estos tiempos de festivales de vocación internacional y voracidad sin fronteras.

En este caso, el Sónar cierra un 30% de público extranjero y un 70% español, cifra que podría explicarse por un cartel sin demasiadas estrellas internacionales pero que desde la dirección prefieren celebrar como un reflejo del «compromiso con la ciudad y el territorio» del festival. «Más que atribuirlo a algo concreto, celebramos el arraigo en la comunidad local», subraya Ricard Robles, otro de los responsables del festival.