Dorian: «Acabamos de rechazar salir en un programa de muchísima audiencia, no va con nosotros»
La banda catalana inicia el jueves su segunda gira del año por España, con nada menos que tres noches seguidas en la sala La Riviera
![Marc Gili (centro), junto al resto de Dorian](https://s2.abcstatics.com/media/cultura/2018/11/06/dorian-riviera-justicia-universal-kVTH--1248x698@abc.jpg)
Aseguraba Marc Gili hace tres años que « Dorian nunca tuvo un plan b. Era la música o la música. Queríamos vivir de ella, así que nos lo tomamos muy en serio desde el principio». Desde esa entrevista con ABC, la banda de Barcelona ha publicado tres discos, uno de ellos en directo. Con el último, « Justicia universal » (Intromusica Records, 2018), han recorrido Estados Unidos, Chile, Colombia, Perú y México en cinco meses. «Nuestra agenda este año es muy fuerte... da vértigo. Pero es que seguimos sin tener un plan b en la vida, como te dije», subraya el cantante y guitarrista, apunto de comenzar su segunda gira del año por España con nada menos que tres noches seguidas en la sala La Riviera .
Gili se siente un privilegiado, porque empezaron «en 2004 en un sello diminuto en el que trabajaban solo dos personas y con un presupuesto minúsculo para el primer álbum». En aquel momento, él pegaba carteles por la calle para una inmobiliaria «que odiaba», Belly Hernández traducía libros del inglés al español y Bart Sanz instalaba sistemas de seguridad en el Corte Inglés. Se habían conocido en Nitsa, el club que centralizó la explosión de la música «indie» y electrónica en Barcelona a finales de los 90. Un lugar donde coincidían con los miembros de Sidonie o Love of Lesbian . Pronto se pudieron de acuerdo para montar una banda con sonidos de la new wave de los 80 y el pop y el techno de principios del 2000. Después se bautizaron como Dorian por la famosa novela de Oscar Wilde, «El retrato de Dorian Gray», y ficharon a su primer batería, Jordi Gorro , planchista en Citröen.
Cuando se metieron en el local de ensayo el objetivo lo tenían muy claro: aquello no iba a ser solo un «hobby». «Catorce años después de mucho pico y pala –añade Gili–, estamos en una gira que ha pasado por gran parte del continente americano y por los festivales más importantes de España. Está claro que Dorian tiene una posición bastante sólida dentro y fuera del país, pero el mundo de la música cambia a toda pastilla y, si no haces buenas canciones y das buenos conciertos, te vas al banquillo de los suplentes rápido».
Esta fue la razón que llevó a Dorian a trabajar durante un año y medio, «prácticamente todos los días», para componer y grabar «Justicia universal». Un disco que han publicado simultáneamente en ocho países sin refugiarse en una multinacional, aunque ofertas no les faltaran. «En cada país operamos con un sello independiente. Eso da mucho más trabajo que si estuviéramos en una multi, pero nos da más libertad para poder llevar nuestra música a todos esos sitios sin sufrir las imposiciones y calendarios de las grandes discográficas. Grabamos, rodamos videoclips, sacamos disco y giramos cuando nos da la gana. Y eso no lo cambio por nada del mundo».
Una idea que no cambió ni cuando su vida y su carrera dieron un vuelco inesperado, en 2006, con la publicación de su segundo disco, « El futuro no es de nadie », y sobre todo la canción « Cualquier otra parte ». Un himno que ya supera con creces los 23 millones de reproducciones entre Youtube y Spotify —uno de los primeros en obtener en España un respaldo masivo gracias a las redes sociales, sin contar con el respaldo de ninguna campaña de marketing— y con el que pasaron en apenas dos meses de meter 15 o 20 personas en sus conciertos a agotar salas con aforos de 1.000 personas, a escuchar el tema en los bares y las radios «sin meter dinero ni cosas raras de por medio» y a firmar autógrafos.
«Afortunadamente, Dorian nunca ha tenido que adaptarse a las leyes del mercado para conseguir que su música llegara a un público amplio. Fue el mercado quien cambió hacia la música que nosotros íbamos haciendo», defiende Gili, muy seguro. ¿Pero nunca habéis hecho nada que no os apeteciera por imposición de la industria musical? «Jamás. Ayer mismo rechazamos salir en un programa de televisión con muchísima audiencia porque considero que no va con nosotros. Nirvana vendió muchos millones discos y seguía siendo igual de indie que cuando estaba en Sub Pop, el sello de Seattle con el que vendía 10.000 copias», insiste.
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