El primer viaje hasta el fin del mundo del apóstol Santiago, 'el hijo del trueno'
Jesús Bastante publica una novela sobre la aventura del discípulo más osado de Jesús
Jesús de Nazaret apodó a Santiago de Zebedeo como ‘el hijo del trueno’ por su carácter fuerte y vehemente. No era Thor, pero sí el más impetuoso de los apóstoles. El primero en lanzarse hasta los confines del mundo conocido, al ‘finis terrae’, a propagar el cristianismo en lo que algún día sería España . Y también el primero en ser asesinado.
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El periodista y escritor Jesús Bastante Liébana (Madrid, 1976) tenía claro que aquella aventura entre continentes merecía una novela, una obra de ficción con cimientos históricos que alumbrara la bruma que rodea al viaje del apóstol Santiago hacia Hispania. «Todo el mundo habla de la tumba y del camino, se preguntan si esos son o no los restos, pero nadie pone el foco en el porqué vino el apóstol aquí. La segunda mayor peregrinación del mundo tras la Meca se basa en un viaje por Hispania del que apenas se ha escrito nada», recuerda Bastante, que ha plasmado doce años de preguntas y respuestas en la novela ‘Santiago en el fin del mundo’ (La Esfera de los Libros, 2021).
En busca del primer camino
Para hacer un recorrido verosímil por el que pudo ser el viaje del apóstol a España, el novelista madrileño ha seguido el rastro a los documentos históricos, incluido los Evangelios , y ha cuidado cada detalle sobre las costumbres, las medidas y las rutas que se usaban en el siglo I después de Cristo, pero también se ha empapado de la gran cantidad de mitos y leyendas que hay sobre el tema, entre ellos la aparición de la Virgen ante Santiago en Zaragoza, lo que dio lugar a la basílica del Pilar. «No conocemos el primer camino, pero ese camino ha configurado gran parte de lo que somos como país y como continente. Independientemente de si viajó a Santiago o si sus restos están allí, lo que está claro es que el impacto de sus huellas es muy real. Esto demuestra que las historias son ciertas por el mero efecto que provocan», señala el redactor jefe de ‘Religión Digital’.
En la tradición religiosa Santiago fue capaz de atravesar el Mediterráneo y la propia Península, aunque el resultado de su misión fue únicamente la conversión de un puñado de habitantes de Hispania . Aquello se convertiría con el paso de los siglos en un éxito, pero entonces simplemente fue un tropiezo de un hombre terco y con tendencia a pasar en pocos segundos de la euforia a la depresión. « Un judio del siglo I que nunca había salido de su tierra se lanza a ir al final del mundo sin saber qué se va a encontrar, acompañado únicamente de dos discípulos y sin comprender el lenguaje o las costumbres. Las crónicas hablan de rotundo fracaso», narra Bastante, que presenta al santo como alguien ciclotímico.
«Reivindicar al santo belicoso es una lectura errónea de quien trajo a Hispania un mensaje universal, un mensaje nuestro, que luego cruzó el Atlántico de la mano de los españoles y que nos ha llevado a ser un país de acogida y comprensivo con el diferente».
Una vez finalizada su misión, Santiago volvió a Israel, donde sería asesinado en lo que iba a ser el inicio de una persecución implacable contra todos los seguidores de Jesucristo. Serían los discípulos de Santiago quienes llevarían los restos hasta Compostela y revertirían el escaso eco del cristianismo en esta zona del mundo. «Hay siglos y siglos de silencio hasta que se plantea esa idea de que el apóstol configuró los valores cristianos en España y hasta el descubrimiento del sepulcro, que está muy relacionado con la llegada de los musulmanes », apunta.
Ese primer mito de Santiago en oposición a los musulmanes, el ‘Santiago Matamoros’ , es muy diferente a cómo lo vislumbra Jesús Bastante. «Soy incapaz de imaginarme a un extranjero que viaja miles de kilómetros, a una tierra que no conoce, como alguien defensor de la pureza de un pueblo. Reivindicar a ese santo belicoso es una lectura errónea de quien trajo a Hispania un mensaje universal , un mensaje nuestro, que luego cruzó el Atlántico de la mano de los españoles y que nos ha llevado a ser un país de acogida y comprensivo con el diferente».