Kim Philby, el mayor traidor de la Guerra Fría fue condecorado por Franco
Enrique Bocanegra publica un libro sobre la presencia del agente soviético en España
Durante 30 años, Kim Philby engañó vilmente a su familia, a su país y a sus compañeros de los servicios secretos británicos. Su trabajo como doble agente al servicio de los soviéticos dinamitó el prestigio del MI6, porque de hecho nadie podía sospechar que el hijo de un héroe de la Inglaterra colonial, estudiante de Cambridge , periodista del conservador « The Times », fuera un comunista militante. Litros y litros de tinta gastados en una historia que fascina y a la vez sigue inquietando a los británicos, pero hasta la publicación de « Un espía en la trinchera » (Tusquets), último premio Comillas, no se sabía que el propio Franco estaba en su larguísima lista de embaucados.
Noticias relacionadas
«Es un personaje que tiene más biografías que algunos primeros ministros ingleses, pero casi todas se saltan la parte española. Hasta sus últimos días afirmó que, de volver a Occidente , le hubiera gustado visitar España», asegura a ABC el autor del libro, Enrique Bocanegra , sobre el punto de partida de su investigación.
El impulso de la Guerra Civil
El espía que inspiró la novela «El topo» , de John le Carré , está considerado el agente doble más importante de la historia del siglo XX y un auténtico encantador de serpientes. Reclutado por los soviéticos con 22 años, Kim Philby (1912-1988) forjó su carrera como espía en la Guerra Civil española y, en palabras suyas, «emergió aquí como un agente que ha alcanzado su plena madurez al servicio soviético». El franquismo se cuidó de ocultarlo: «Tras leer su autobiografía en inglés y en español, me dí cuenta de que en nuestro país se habían suprimido todas las referencias a la Guerra Civil. ¿Por qué?»
El espía niega en 1955 ante la prensa que sea comunista- ABC Un lobo para vigilar a las ovejas
Con un ojo puesto todavía en España, la Segunda Guerra Mundial le llevó, como a otros miembros brillantes de su generación, a aparcar el periodismo (lo que en su caso era una tapadera) y dedicarse a labores de espionaje en el MI6. Su influencia le aseguró un puesto en este organismo como encargado del contraespionaje en la Península Ibérica durante el verano de 1941. Un lobo para vigilar a los corderos. En el MI6 desarrollará su gran traición en favor de un país que nunca había pisado. «Hay que pensar que él fue muy leal, aunque con la URSS. Trabajó 30 años gratis por sus ideales y nunca renunció al comunismo».
Hasta 1949 nadie sospechó que aquel hombre apadrinado por el franquismo y de un entorno conservador pudiera ser un doble agente. La investigación de otro miembro comunista del llamado grupo de Cambridge, el diplomático Donald Maclean, salpicó de lleno a Philby y terminó con su carrera.
El MI6 se desprendió del doble agente soviético cuando estaba próximo a ascender a la cúpula de los servicios secretos. «El diplomático descubierto era un íntimo amigo. O había sido muy tonto o era un agente doble», sostiene Bocanegra sobre la decisión de echarle de la agencia.
Un Philby caído en desgracia y alcoholizado creyó ver en España la oportunidad de recuperar la confianza de los servicios secretos. En 1952, regresó aquí para, supuestamente, dedicarse a la importación de productos. «No sabía nada de comercio y este era el país más atrasado de Europa. Mi teoría es que quiso utilizar de nuevo a los franquistas para limpiar las sospechas de que era comunista», especula Bocanegra, que durante su investigación vio cómo su historia sigue provocando chiribitas en los ojos británicos.
De alguna manera esta estrategia sirvió a su propósito. En 1956, el MI6 le destinó a Beirut en la última de sus misiones antes de que cayera definitivamente su red de mentiras.