La gran epopeya griega de «la reina de las comas»

Mary Norris, correctora de «The New Yorker», pasa revista a sus viajes a Grecia en«Mi gran odisea griega»

Mary Norris, fotografiada en Barcelona Efe

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Explica Mary Norris (Cleveland, 1952), correctora de la prestigiosa revista The New Yorker, que la publicación para la que trabajó durante décadas tenía fama de ser la que más comas por línea impresa llegaba a acumular. Normal que, con los años, a Norris le cayese encima el apodo de The Comma Queen, título honorífico que se ganó tras publicar en la web de la revista una acalorada defensa de los signos de puntuación. De ahí surgió también libro en el que relataba el día a día en el departamento de corrección de la revista y contra el que se rebela ahora con Mi gran odisea griega (Larousse), carta de amor a la cultura helénica.

«No quería ser recordada únicamente como The Comma Queen», explica Norris durante la presentación de un libro «sobre mitología, viajes y etimología» y con el que explora «la influencia del griego en la lengua inglesa». Una pasión que, desvela , empezó a cobrar forma después de ver a Sean Connery interpretando a Agamenón en Los héroes del tiempo, de Terry Gilliam . «El paisaje era tan bonito que me entraron ganas de ir», explica. Más tarde descubriría que la película se había rodado en Marruecos, pero la chispa ya había prendido y Norris empezó a alternar los viajes a Grecia con los estudios de griego moderno y antiguo.

«En América la gente tiene miedo del griego, ya que como es un idioma con otro alfabeto es muy fácil equivocarse y parecer estúpido», apunta una autora que dedica el primer capítulo precisamente a recorrer el alfabeto griego y explorar las conexiones con el inglés.

No se trata, sin embargo, de un libro con voluntad académica, por lo que Mi gran odisea griega se nutre esencialmente de los ocho viajes de Norris al país heleno para encadenar anécdotas, reflexiones sobre los mitos, miradas perdidas sobre el Egeo y genuflexiones ante Homero. «Dudaba de si podría decir algo original sobre él, así hice un pequeño altar en mi casa en honor a Atenea para que me inspirara», desvela.

El resultado es un recorrido a través de islas, ruinas y ciudades que se acaba convirtiendo en un viaje de ida y vuelta. Y es que, como escribe Norris en el libro, « coma viene de la palabra griega komma, que se refiere a algo cortado, un segmento». Y sin ella, ni The Comma Queen ni este libro hubiesen existido.

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