El día que Eugenio Trías cambió el curso de la filosofía en España

«La filosofía y su sombra», su primer libro, cumple cincuenta años con una nueva edición a cargo de Galaxia Gutenberg

El filósofo Eugenio Trías IGNACIO GIL

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El año 1969 fue muy importante para Eugenio Trías (1942-2013), decisivo. En esos doce meses, mientras los jóvenes franceses trataban de asimilar el fracaso de una revolución que nunca fue tal y en Estados Unidos seguían sumidos en la resaca lisérgica , él vivió tres momentos que le condicionaron en lo sucesivo: la muerte de su padre, el nacimiento de su primogénito y la publicación de su primer libro, «La filosofía y su sombra» . Aunque no siempre pesa, el tiempo siempre pasa, y de todo aquello hace ya medio siglo. Una fecha simbólica que dos de los responsables del legado del pensador, su hijo, David Trías , y su viuda, Elena Rojas , han querido celebrar recuperando esa primera obra que tanto supuso –para él y para la filosofía – en una nueva edición a cargo de Galaxia Gutenberg que ayer presentaron en la biblioteca que lleva su nombre en el madrileño Parque del Retiro .

«Mi padre era un gran filósofo que escribía muy bien, y aquel libro fue un acontecimiento, empezó esa nueva etapa de la filosofía española, que hasta entonces había estado oscurecida», recordó Trías. A su lado, Rosa Regàs asentía con complicidad. La escritora, que siempre mantuvo una estrecha amistad con Trías, fue su primera editora , la responsable de que «La filosofía y su sombra» viera la luz en Seix Barral . «Eugenio vertía sobre mí cantidad de cosas que yo sólo entendía al cabo de mucho tiempo. Me llevaba a un mundo distinto, me hacía volar mucho más alto», evocó Regàs.

Pero, entonces, a ella le «dio la manía» de dedicarse a la Lógica matemática y él siguió pensando –y hablando, y eso que aún Règas «no tenía el truco de saber de qué hablaba»–, por lo que sus destinos profesionales se separaron, aunque siguieron viéndose. Poco tiempo después, Regàs empezó a trabajar en la editorial Seix Barral y cuando supo que su amigo «tenía un libro» –hasta ese momento, «publicar un libro era algo que les pasaba a los demás, como la muerte»– no dudó en presentárselo a Carlos Barral , «uno de los editores más abiertos que he conocido».

Lo que más le preocupaba a Règas era la portada original de la obra, cuyos «garabatos» fueron perpetrados por los dos amigos, aunque la idea de ponerlos en la cubierta fue de Trías. Finalmente, se decidió. «Carlos miró los garabatos, se lo llevó y al cabo de ocho o diez días me dijo que lo publicábamos». Y el libro salió, con la portada ideada por Trías y Règas. Ellos se pusieron «realmente contentos» y Barral no tardó en presumir de tener «al más joven filósofo de este país». «Cincuenta años después, he vuelto a releerlo y me he dado cuenta de que ahora soy capaz de entender lo que Eugenio decía: es un libro que está absolutamente al día. Lo que vi entonces era una décima parte de lo que he visto ahora, lo cual me lleva a felicitar a Eugenio, esté donde esté, porque se ha desvelado todo lo que contenía en su interior».

Sabiduría

Y lo que contenía, en definitiva, era la sabiduría de un joven que se atrevió a poner sobre el papel lo que, a su entender, era la filosofía sin contar con la venia de «escudería» alguna de pensamiento, como atestiguó, también ayer, Miguel Morey , catedrático emérito de Filosofía de la Universidad de Barcelona y autor del prólogo de esta nueva edición. «La aparición de este libro provocó una especie de gran sorpresa que nos dejó con el paso cambiado –Morey era estudiante en aquella época–. No venía avalado por ningún catedrático, no era su tesis doctoral, se presentaba absolutamente por libre, no pertenecía a ninguna camarilla». Pero, al abrir el libro, la sorpresa fue aún mayor, pues lo que Trías proponía era una tercera vía entre la tradición metafísica en el seno de la filosofía y la tradición lógica/analítica . «Era muy osado, y lo hacía sin ninguna voluntad de pedantería, sin engolamiento. No nos había pasado nunca, era algo completamente nuevo». Y lo sigue siendo, cincuenta años después.

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