Brandon Sanderson: «Como George R.R. Martin es tan lento yo parezco muy rápido, pero solo soy persistente»»
El autor estadounidense, heredero de Tolkien y figura capital de la literatura fantástica, pasa revista a su abrumador universo creativo
You don’t have to be nervous, ¡you’re my boss!, repite Brandon Sanderson mientras, ¡patapám!, estampa un sello sobre su firma en la cubierta interior de «Juramentada» y responde con una sonrisa interminable a la enésima pregunta temblorosa sobre cómo se las ha ingeniado para crear un universo tan complejo y al mismo tiempo absorbente como el Cosmere. «Soy un poco obsesivo con lo que hago», relativiza este aplicado Tolkien del siglo XXI con una frase en la que lo mismo caben los 16 planetas (y sus respectivos tipos de magia) de su universo literario, sus 13 millones de lectores y, ya puestos, esas 150 personas que hacen cola en el centro de Madrid en busca de una firma y quién sabe si también un consejo.
Avanza la cola, tres de cada cinco lectores se presentan como escritores en ciernes y, de pronto, un joven le confiesa que se siente un tanto abrumado ante lo colosal de su producción literaria, con una treintena de títulos publicados desde 2005. «¿Es verdad que escribes más de 9.000 palabras al día?», le pregunta. «Como George R. R. Martin y Patrick Rothfuss son tan lentos yo parezco muy rápido, pero no lo soy. Solo soy persistente», replica Sanderson, invitado estrella del festival de literatura fantástica Celsius 232 de Avilés. Su media, desvela, es de 2.000 o 3.000 palabras al día repartidas en jornadas de ocho horas de escritura.
El secreto
«El secreto de ser un buen escritor es empezar siendo malo y luego mediocre. Si quieres ser bueno en algo, te has de poder permitir ser horrible primero», dice el autor de «Palabras radiantes» minutos antes de empezar a garabatear su firma en ejemplares de «Elantris», «El camino de los reyes» o la más reciente «Escuadrón» (Nova, como el resto de su obra en España), primera piedra de una nueva trilogía con la que el estadounidense enriquece un poco más su galaxia de sagas, series juveniles y ambiciosas decalogías que le han de tener entretenido unos cuantos decenios más. «Cada vez que empiezo a escribir uno de estos tomos hay una parte de mí que se pregunta que quién me mandaría meterme en semejante lío. ‘¿Por qué hacer diez novelas de más de mil páginas que no terminaré hasta 2030?’, me digo. Pero en cuanto me pongo a escribir me acuerdo de la razón. Y es que la fantasía épica tiene algo que es increíble: sientes que el mundo que te rodea en las páginas es real. El abuelo Tolkien fue el primero en introducirlo, así que lo que yo estoy haciendo ahora es una carta de amor a la fantasía épica», relata Sanderson con la pasión de quien ha sido lector voraz y fan entusiasta antes que autor venerado. «Cuando era adolescente y vi que las dos grandes sagas de Isaac Asimov convergían en una sola me explotó la cabeza», recuerda.
De ahí surgió la idea del Cosmere, una suerte de Tierra Media en versión expansiva y galáctica a la que Sanderson acabó dando forma después de una docena de rechazos y de que no pocos editores le dijesen que sus ideas eran buenas pero su escritura bordeaba lo espantoso. «Tuve que terminar trece libros antes de poder vender el primero. Era tan malo que tuve que construirme buenos hábitos», recuerda. Quince años después, Sanderson no sólo cuenta ventas y lectores por millares, sino que ha creado una pequeña factoría literaria para que todo avance según lo previsto. «Tengo diez empleados que me ayudan a mantener la continuidad de las historias», desvela. ¿Su misión? Detectar errores o contradicciones y evitar que salten del borrador a la versión definitiva. «Hay gente que revisa los días y las horas para ver si los distintos puntos de vista se ajustan al calendario de la narración; en la saga ‘El archivo de las tormentas’ se supervisan todos los patrones meteorológicos…».
Será a cosas como esta a las que se refiere cuando asegura que es un poco obsesivo. «Si pido a los lectores que inviertan tanto tiempo en uno de mis libros una de las cosas que tengo que prometer es que me tomo la vida de los personajes en serio», justifica. Y tan en serio se los toma que, asegura, todo empieza y acaba con ellos. «Lo que persigo es ver el mundo a través de los ojos de otra persona y entenderlo. La religión, por ejemplo, es un tema que me fascina, y en mis libros aparecen tanto personajes extraordinariamente religiosos como ateos convencidos. No intento que unos sean mejores que otros, sólo intento entender cómo ven el mundo diferentes tipos de personas», relata Sanderson, mormón al que sus creencias llevaron a pasar dos años como misionero en Corea del Sur.
Cosmere Vs. Marvel
Apasionado defensor de la literatura fantástica y de la imaginación como motor del mundo –«lo real ya lo conozco así que, ¿por qué no buscamos lo desconocido?», defiende–, se declara entusiasta seguidor del cómic –sus favoritos, «Dr. Strange» y «Las Tortugas Ninja» de Kevin Eastman–, pero marca distancias con el Universo Cinematográfico de Marvel, con el que se ha querido emparentar su Cosmere. «Ellos intentan crear superhéroes que interactúan, pero Cosmere no tiene tanto que ver con crear personajes o individuos que se reúnen como con crear culturas y ver cómo se relacionan entre ellas», explica.
De ese choque de culturas, religiones y magias surge una inmersión total que, como ya ocurriera con la del «abuelo Tolkien», no debería tardar en dar el salto al cine y la televisión. «Hay mucho interés, casi todos mis libros tienen opción a una posible adaptación. Así que ahí sigue el proceso», destaca. Sería el empujón definitivo para un autor que sólo en España ya va camino del medio millón de lectores.