ARTE

Arte hipotecado en menos de 80 metros cuadrados

Jan Matthews y María Chaves han reconvertido su casa en un refugio de arte. Desde allí despliegan todo su arsenal artístico

Jan Matthews y María Chaves posan en el estudia de ésta última Manuel Camacho

Manuel G. Agudiez

A primera vista nadie adivinaría que en esa casa el arte haya echado raíces. Es un secreto que María Chaves (1992) y Jan Matthews (1989) se reservan. Un salón que no excede el lujo del común de los mortales y una cocina que en manos no cualificadas, esto es, a cargo de estudiantes de periodismo de tercer año de carrera, sería la anarquía. El pasillo que conduce a las habitaciones completa la «L» que forma junto al salón. En esas dos estancias es donde reside el motivo de la visita. Allí Chaves y Matthews despliegan todo su arsenal artístico y almacenan el fruto de sus obras. El arte hipotecado en menos de 80 metros cuadrados.

Matthews y Chaves se conocieron en la universidad cuando estudiaban Bellas Artes, se gustaron y montaron su propio estudio en un piso de la calle Malcampo, en el barrio de Prosperidad (Madrid). El arte hace al amor o a la inversa . No son los únicos inquilinos de la casa. Por el suelo hay esparcidos un par de dornajos con comida para gatos. Cinder y Gwyn , de paso monocorde y nada de vértigo —tienen la insana costumbre de trepar hasta la cima de los armarios—. Esos dos gatos esconden tras la mirada el recelo felino a la visita de un extraño . Son «los reyes de la casa». Si no les caes en gracia, no eres bienvenido.

Volar cometas

De las dos habitaciones, la que se escora a la izquierda tiene una cama de matrimonio en el centro, varios armarios en los laterales y una mesilla empotrada en el ángulo muerto que resta. Es el taller de Matthews. Allí trabaja con agua, madera, papel, grafito y sucedáneos . No se cierra a ninguna especialidad dentro del arte contemporáneo: «Prefiero el dibujo, pero a mí me gusta todo. Trabajo mucho con madera, algunas veces hago vídeo y últimamente he estado programando videojuegos con dibujo digital». No lleva más de un año explorando el universo y ya ha engendrado « Courant», un videojuego inspirado en un recuerdo de su infancia. En él un niño, acompañado de su padre, hace volar una cometa en tierras francesas.

Courant también es el nombre de la exposición que desde el 26 de octubre y hasta el 4 de diciembre del pasado año acogía en Algeciras el último trabajo conjunto de la pareja . Este proyecto bebía de la infancia y «de la forma de estructurar los recuerdos cuando eres niño», apostilla ella. También hablaba del viento y, en su nombre, «de la manera en que incide en las cosas», puntualiza el joven madrileño.

Este año no acudirán a ARCO, pero de la pasada edición recuerdan con especial cariño la atmósfera de convivencia sana y fructífera con sus compañeros en el estand de ABC

En la habitación que preside el pasillo al fondo de la estancia tiene el estudio Chaves. Es su trinchera, su guarida... Allí entrena un arte de naturaleza salvaje , de refugios y narrativas que se recorren con la mirada. Su especialidad es el dibujo. «Es el medio más directo para poner sobre el papel lo que tengo en mi cabeza», confiesa. Para crear arte lo que más le relaja son los vídeos de Youtube de maquillaje , de ahí que a sus obras no le falte detalle.

Los dos compaginan su faceta artística con trabajos de media jornada. «Tenemos el típico puesto de trabajo que sirve para poder costearte la vida y seguir haciendo arte», recalca María Chaves. El arte también tiene algo de mercado, es por eso que en sus puestos de trabajo comercializan con todo tipo de enseres, desde cremas (María) a cojines (Jan).

Jan Matthews reordenando alguna de sus obras Manuel Camacho

Matthews, que tiene una habilidad especial para retratar la realidad en toda su crudeza y con todo lujo de detalle, no desecha la idea romántica que del artista se tiene, la de la inspiración por arte de magia. Sin embargo, urga en la herida y cita a Picasso : «Si me pilla la musa, que me pille trabajando». A las musas se les interpela con el mono de trabajo puesto. A Chaves, por su parte, cuando le abandona la inspiración acude a museos y galerías para reencontrarse consigo misma. Es su peculiar forma de tratar el síndrome de bloqueo del artista.

«La figuración —explica Matthews— nos permite creer en lo que estamos trabajando»

Chaves y Matthews, cuya fuente de inspiración son videojuegos como «Zelda» y la lectura de los clásicos franceses —Simon de Beauvoir, Flaubert, Sartre—, cultivan un tipo de arte figurativo . «La figuración nos permite creer en lo que estamos trabajando. Además, hace el texto más legible», sentencia él. «Lo que hacemos se desmarca un poco del arte contemporáneo que hacen algunos compañeros de generación», refuerza ella. No priorizan el mensaje a la estética , buscan un equilibrio en la balanza. Igual que tienen puntos de encuentro, también los tienen de diferencia. «María usa mucho más la línea y yo mucho más la sombra», explica Matthews.

Este año no acudirán a ARCO , pero de la pasada edición, a la que sí asistieron, recuerdan con especial cariño la atmósfera de convivencia sana y fructífera con sus compañeros en el estand de ABC y la expectación que generaban sus creaciones en directo en el marco de la propuesta de este periódico para la feria más importante de arte contemporáneo de España: Mano sobre Mano . «Era curioso ver como las señoras hacían corrillos para vernos trabajar en nuestras obras», comenta un orgulloso Matthews.

Nuevos proyectos

En la actualidad, Chaves está trabajando en un proyecto que consiste «en buscar zonas de los videojuegos clásicos , de mi infancia, en los que me sintiera segura, para traerlos de vuelta mediante el papel». Acaba de terminar un dibujo en formato digital de la roca del viento, zona emblemática del titulado Goldem Sun . Matthews, por su parte, está en un momento de recolección y reciclaje. Los rollos de datáfonos diseminados por su habitación dan fe de esta suerte de síndrome de Diógenes. Juntos están barajando también la posibilidad de hacer en un futuro una exposición que ilustre la idea de emanciparse, «de abandonar el nido. Hacer entonces una exposición en torno a todo ese aspecto, de la independencia, de los pagos», zanja Jan Matthews.

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