¿Qué pintan las mujeres en el Prado?
El museo dedicará a Clara Peeters, a partir del próximo día 25, la primera monográfica de una artista en sus casi 200 años de historia
Se preguntan las Guerrilla Girls (ese grupo de artistas feministas famosas por lucir cabezas de gorila) en una de sus obras más célebres si tienen que desnudarse las mujeres para entrar en el Metropolitan Museum de Nueva York. El 5% de los artistas son mujeres, mientras el 85% de los desnudos son femeninos, denuncian. Estadística demoledora que se repite en el resto de los grandes museos históricos del mundo. Pocas obras de mujeres artistas colgadas en sus paredes y mucha musa enseñando carne. Ni rastro de «musos» . La Historia del Arte ha sido tachada, no sin falta de razón, de machista.
«La princesa María Cristina Teresa de Borbón», de Louise-Elisabeth Vigée-Lebrun- MUSEO DEL PRADO A Louise-Elisabeth Vigée-Lebrun, que retrató a lo más granado de su época (María Antonieta, el Príncipe de Gales, Lord Byron...) le dedicaron recientemente una gran exposición en el Grand Palais de París y en el Metropolitan de Nueva York. Pero Sofonisba Anguissola y Artemisia Gentileschi son las artistas que han tenido mayor proyección. La primera, dama de compañía de Isabel de Valois, no pintaba para vender. Gozó de mucha fama en vida. Y vivió muchos años: 96. Pero su producción está muy limitada al retrato. A la segunda le encargaron obras para el Palacio del Buen Retiro. Cátedra ha publicado este año, por primera vez en español, las cartas de la artista, precedidas de las actas del juicio por violación que se celebró en 1612. Su maestro, Agostino Tassi, abusó de ella tras haberla seducido prometiéndole matrimonio, cuando ya tenía esposa. El padre de Artemisia tardó un año en denunciarlo.
En España, dice Falomir, «prácticamente la única artista importante de estos periodos es una escultora, La Roldana. Hizo carrera profesional y fue escultora de Corte». ¿La demoledora estadística del Prado es similar en todos los museos históricos? «Sí, incluso es peor en otros. Pero esa diferencia sería igual entre los escritores, los músicos... Aunque es cierto que el Prado, desde que se fundó, no ha mostrado una especial sensibilidad al arte de las mujeres. No nos vamos a poner flores que no nos corresponden». Sobre la muestra de Clara Peeters, dice Falomir: «La hemos hecho cuando pensábamos que teníamos que hacerla. En su momento no nos sumamos a los fenómenos Artemisia y Sofonisba, aunque a ésta última la hemos incluido en muchas exposiciones. No había que decir: “Es mujer, mírela con indulgencia”. Colgaba junto a obras muy importantes de Moro, Sánchez Coello o Tiziano. Y aguantaba el tipo muy bien. El mejor tributo que puedes hacerle es exponer su obra con las de los hombres sin dar más explicaciones. El Prado compró un cuadro suyo hace un par de años. Se le hará una exposición algún día».
¿Hay particularidades que se repiten en estas pintoras? «Sí. Primero, el origen. Casi todas son hijas de pintores. También, la inexistencia de una formación reglada, que se limiten a unos pocos géneros (retrato y naturaleza muerta) y su tendencia a autorretratarse, mucho más que en el caso de sus colegas.
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