De paseo con el Prado por los mejores paisajes de España

La pinacoteca acaba de inaugurar una exposición con once obras, donadas por Hans Rudolf Gerstenmaier, de artistas ya presentes como Sorolla y otros inéditos como Zuloaga y Chicharro

Una de las pinturas es «Paisajes», de Agustín de Riancho, cuyo escenario real todavía se desconoce después de que la institución pidiera ayuda para su identificación hace varias semanas

«Torre Solà. Montornès» (1914-21), de Joaquín Mir Museo del Prado

Óscar Rus

Aunque sea el retrato de «Ella J. Seligmann» (1913), realizado por Joaquín Sorolla , el lienzo de mayor altura en la sala 60 del Edificio Villanueva del Museo del Prado , es «Paisaje» (1890/1900), de Agustín de Riancho , la pintura que, durante las últimas semanas, más misterio y entretenimiento ha generado de un total de once obras que Hans Rudolf Gerstenmaier (Hamburgo, Alemania, 1934) ha donado a la pinacoteca española y que pueden visitarse hasta el próximo 12 de enero.

Y es que, hace ya varias semanas, corrió como la pólvora en redes sociales e internet la petición, por parte de geólogos, de descifrar dicho «Paisaje». Aunque todavía se desconocen las coordenadas, el director del Prado, Miguel Falomir , desveló ayer a ABC que están «cerca de llegar». «Hay un par de lugares... Empieza a existir cierto consenso de los geógrafos y los geólogos, que son, en el fondo, los que tienen que saberlo», comentó.

«Paisajes» (1890/1900), de Agustín de Riancho Museo del Prado

Falomir cree que se sabrá la localización «en las próximas semanas». Al director no le sorprendió la voluntad en redes sociales por parte de usuarios que ofrecían sus personales pesquisas : «Todo lo que hacemos suele tener una respuesta muy entusiasta por parte del público, sobre todo de España, donde hay mucha gente que está dispuesta a colaborar con el museo. Habrá que repetirlo, ¿no?».

Junto con Joaquín Sorolla y Agustín de Riancho (ya presente en la pinacoteca, aunque del cántabro solo estaba expuesto «Árbol» ), la donación de Hans Rudolf Gerstenmaier supone la ampliación de la obra de Aureliano de Beruete y la bienvenida de otros, hasta ahora inéditos, como Darío de Regoyos , Ignacio Zuloaga , Hermenegildo Anglada Camarasa , Joaquín Mir , Eduardo Chicharro y Juan de Echevarría .

«Grindelwald», de Aureliano de Beruete Museo del Prado

Durante la rueda de prensa para presentar las incorporaciones, el nuevo presidente del Patronato del Prado , Javier Solana , celebró la pertenencia de estos pintores al puente del siglo XIX y XX, por lo que así resuelven ciertas carencias de la pinacoteca en dicho periodo, uno de los núcleos principales de las colecciones de Gerstenmaier y la parte final de las del museo, cuyos exponentes son Sorolla (1863-1923) y de Beruete (1845-1912), protagonistas de la contigua sala 60A, también en el Edificio Villanueva.

Falomir subrayó la temática paisajística de esta donación, que entronca con la propia atracción que Gerstenmaier sintió por los paisajes de España desde su llegada durante los años sesenta. «Yo quería conquistar el mundo», recordó el coleccionista, que durante sus años 20 hizo el camino contrario a los españoles, que habían emigrado a su país, Alemania. «Es un europeo que ha vivido en España y quiere donar cuadros a un museo europeo», le presentó Solana. El alemán defendió que «los cuadros no deberían estar nunca en una casa escondidos», sino exponerlos.

Precisamente, el carácter europeo de las once obras ha sido objeto de mención por parte de los involucrados; las obras no solo ofrecen un paseo por la geografía española, sino también por los Alpes («Grindelwald», de Aureliano de Beruete), Bruselas («Alrededores de Bruselas», de Darío de Regoyos) y París («Interior de un café-concert», de Hermenegildo Anglada Camarasa).

«El pino de Béjar» (1900), de Darío de Regoyos Museo del Prado

La dualidad de Gerstenmaier, entre lo español y lo alemán, también se puede atribuir a su colección; del impresionista Darío de Regoyos, por ejemplo, se exponen dos obras: el ya citado «Alrededores de Bruselas», que el asturiano pintó en 1881 durante su época belga, y «El pino de Béjar» (1900), cuyo fondo montañoso es la Sierra de Candelario (Salamanca) parcialmente cubierta de nieve.

Un exotismo que también se traslada a los retratos –todos femeninos– de la donación, empezando por una desenjoyada y ahora identificada Ella J. Seligmann , esposa de un gran marchante de París a la que Sorolla retrató durante la segunda década del siglo XX: «Un retrato más sintético y elegante», describió Javier Barón , comisario de esta exposición.

En este paseo entre dos siglos también están «Una manola» (1913), de Ignacio Zuloaga , reinterpretación de la sensualidad femenina característicamente española sobre un fondo azul de amplias pinceladas claras, influenciado por El Greco, del que fue coleccionista; «Bayaderas indias» (1924), de Eduardo Chicharro , exponente de su deriva durante los años veinte hacia una pintura de sugestión exótica y sensual; «Familia gitana, Palencia» (1925), de Juan de Echevarría , señal de la fascinación del pintor por el posimpresionismo, y «Mariquiña de Valle-Inclán» (1928), retrato que hizo de la hija del célebre dramaturgo.

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