Nueva polémica por el supuesto carácter antitaurino de Goya
La nueva exposición del Museo del Prado defiende esta tesis, discutida por muchos expertos
La nueva exposición del Museo del Prado dedicada a los dibujos de Goya ha generado polémica, y no por la calidad de la misma, sino por una interpretación de su obra que han deslizado los comisarios. A saber: que el artista estaba inserto en la corriente antitaurina del siglo XVIII, y que leía la tauromaquia desde el humanismo, criticando su violencia.
Para el historiador del arte Álvaro Martínez Novillo esta hipótesis no se sostiene, para empezar porque a lo largo de su vida dedicó mucho tiempo y esfuerzos a retratar la Fiesta. «Tanta dedicación por parte de una persona antitaurina no sería coherente ni lógica. Goya trabaja con el tema de los toros y los toreros en su primera época, pero también durante la Guerra de la Independencia, y lo hace incluso en el exilio, en Burdeos. Los llamados “Toros de Burdeos” no son la obra de un antitaurino», asevera.
Este estudioso de Goya defiende que si este retrata la violencia cruda de la Fiesta es porque así trabajaba en todos los temas que tocaba. «Lo que da es su interpretación verídica. Pasa con la guerra y con los toros: él refleja lo que ha visto, sin renunciar a la violencia o al espanto», añade. Esto, tal y como recuerda Martínez Novillo, lo describió muy bellamente Hemingway cuando dijo que Goya nunca cerraba los ojos ante el horror...
José Manuel Matilla , comisario de la exposición del Museo del Prado, sostiene su tesis a través del análisis comparativo de las obras del genio. Hay un caso, a su parecer, que es muy explícito: el de la serie de tablas que guarda la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. «Una de las tablas retrata una corrida de toros con un picador. Las otras tablas recogen un corral de locos (un manicomio), una procesión de disciplinantes y un juicio de la Inquisión... No podemos decir que muestre una afición por una Fiesta agradable», subraya. Y continúa: «Ser antitaurino en el siglo XVIII es distinto que serlo hoy en día. Goya entiende la Fiesta en el contexto del humanismo y de la crítica a la violencia».
Pero Goya no solo se expresó en su obra. De él tenemos varios testimonios epistolares relacionados con la tauromaquia. Andrés Amorós , crítico taurino de ABC y catedrático de Literatura Española, señala una carta que el pintor le envía a su amigo Martín Zapater en 1784, después de enterarse de que este está enfermo. «Tienes muchos asuntos y te pide el cuerpo venir a Madrid, lo dejas todo y te vienes a ver cuatro fiestas de toros y comedias y te ríes muy bien de todo…» Y otra más, de una década después, con la salud tocada: «Yo estoy lo mismo, en cuanto a mi salud; unos ratos, rabiando, que yo mismo no me puedo aguantar… El lunes, si Dios quiere, iré a ver los toros».
«Las obras de arte permiten que cada uno les dé la interpretación que quiera, por disparatada que sea; sobre todo, si se miran desde el prejuicio sectario, pero los documentos no mienten », remacha Amorós. Por su parte, José Manuel Matilla argumenta que Goya evolucionó, y que «no es el mismo cuando tiene cuarenta años y le escribe a Zapater que cuando tiene ochenta y hace los “Toros de Burdeos”».
El título de la exposición del Prado, «Solo la voluntad me sobra» , proviene de unas líneas intensas que Goya escribió a Joaquín María Ferrer en una carta fechada el 20 de diciembre de 1825: «Agradézcame usted mucho estas malas letras, porque ni vista, ni pulso, ni pluma, ni tintero, todo me falta, solo la voluntad me sobra». Lo que está claro es que tampoco le faltan exégetas. Ni polémicas.
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