El Prado, sobre Goya: «Que los hombres transmitan afectos no implica ninguna sexualidad»

El Museo ha presentado la última misiva que ha adquirido del pintor, una carta dirigida a su amigo Martín Zapater el 10 de noviembre de 1790, y José Manuel Matilla, jefe del Departamento de Dibujos y Estampas del museo, ha negado que su correspondencia confirme la homosexualidad del artista

Dibujo de Goya en la carta que envió a Martín Zapater el 10 de noviembre de 1790 Museo del Prado

B. Pardo

El diez de noviembre de 1790, Francisco de Goya empuñó la pluma para escribir, como de costumbre, a Martín Zapater . El pintor estaba preocupado por la salud de su hijo, que tenía viruela, y necesitaba contárselo a su amigo más íntimo. Dejó una caligrafía apresurada, pero tuvo tiempo de dibujar un corazón ardiente y dos pequeñas figuras en la misiva, que hoy es un testimonio fundamental para conocer el estado del artista en la década de los noventa, pues se conservan muy pocos documentos de esta época.

Consciente de ello, el Museo del Prado acaba de adquirir por 85.000 euros la carta en cuestión, gracias a los fondos de la Fundación Botín, de la Fundación Amigos del Prado y de la propia institución.

«Quedan muy pocos documentos verdaderos de Goya», ha explicado Manuela Mena, especialista de Goya del Prado, durante la presentación del escrito. De hecho, la mayoría de esos documentos están en la pinacoteca, que posee casi el 90% de la correspondencia conocida del artista, un montante imprescindible para su estudio y análisis. «Sin estas cartas hubiéramos conocido a Goya mucho menos, y las leyendas sobre él hubieran sido muchas más», ha añadido, haciendo referencia a todas las misivas que se intercambió el de Fuendetodos con Zapater.

La última leyenda, o mejor dicho, rumor (quizás sospecha), es la de la homosexualidad del artista , que algunos han querido leer en esta correspondencia sentimental. «No he conocido a Goya, no he tenido ocasión, ni siquiera, de compartir un vaso de vino con él. No puedo confirmar ni desmentir absolutamente nada. Puedo atenerme al texto que aparece en las cartas. Y el texto que aparece en las cartas lo único que hace es confirmar la extraordinaria amistad entre Goya y Martín Zapater, una amistad fraguada desde la infancia», ha subrayado José Manuel Matilla, jefe del Departamento de Dibujos y Estampas del museo.

Esta relación era muy íntima, y estas cartas están cargadas de emotividad. Sin embargo, Matilla ha insistido en que «transmitir afectos no implica ningún género ni ninguna orientación sexual». « Que los hombres transmitan afectos no implica ninguna sexualidad . La obra de Goya es tan amplia, tan profunda, que permite interpretaciones de todo tipo y en todos los sentidos. Goya ha sido un nacionalista español durante la guerra de independencia, ha sido un afrancesado, ha sido un torero, ha sido un antitaurino... Ha sido todo lo que individualmente hayamos querido pensar», ha añadido.

En cuanto al resto de la correspondencia, Matilla ha destacado su variedad de dibujos, que van desde lo satírico a lo emocional. «Hay muchos otros dibujos. Algunos muy satíricos, algunos muy procaces, algunos muy convencionales. Nos podemos encontrar elementos de caza, narices, ojos, orejas, bocas, bacías de barbero, lo que se interpreta como penes, lo que se interpreta como vulvas, lo que se interpreta como mujeres tocando la trompeta... Nos podemos encontrar muchísimas cosas, producto de una relación epistolar con alguien profundamente amigo de él, y al que le cuenta absolutamente todo », ha resumido. «Goya en sus cartas va a hablar de aspectos artísticos, de aspectos personales, de emociones (...) Son la posibilidad de entender a un Goya múltiple, con las facetas que tiene cualquier ser humano», ha rematado.

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