Jesusa Vega
Goya a su nieto
«Quienes acudan a Zaragoza a ver este precioso retrato de su nieto Marianito no solo podrán admirar el arte de Goya, sino también su humanidad y sus afectos, dos aspectos que nos son vitales siempre, pero sobre todo en los momentos difíciles»

Siempre hay motivos para ir a Zaragoza . Sus edificios y calles, sus cafés y viandas, sus gentes con tantos modismos y ese acento particular a la hora de hablar…, todo hace que pasar un tiempo por allí resulte agradable. Pero ahora hay un motivo más: ver uno de los retratos más íntimos y personales pintados por Goya , el de su nieto Mariano a la edad temprana de entre 6 y 8 años , hecho en tiempos de la guerra contra Napoleón. En la parte trasera del retrato el pintor escribió: «Goya a su nieto» , un guiño a la complicidad de ambos, pues esta misma dedicatoria figura en la trasera del retrato que le pintó en 1828, siendo ya un joven de 22 años, y que ha sido recientemente adquirido por el Meadows Museum de Dallas (Estados Unidos).
Jonathan Brown también participó en la polémica a favor del cuadro Sería maravilloso que el Museo del Prado cediera temporalmente el retrato de «Baltasar Carlos cazador» para poder contemplar simultáneamente ambas pinturas. No es probable que esto pueda suceder. Lamentablemente, «El Marianito», como se conoce hoy el retrato, fue la primera víctima del proceso de «purificación» de Goya del que ha hecho bandera la institución, y hacemos nuestras las palabras empleadas por el profesor Jonathan Brown en este mismo periódico en 2009 [en este artículo en Tercera de ABC]. El cuestionamiento de esta pintura, que colgó en las paredes del Museo del Prado durante dieciocho años, fue el pistoletazo de salida de una carrera plagada de desatinos en la que, incomprensiblemente, el museo ha perseverado en un ejercicio de tozudez que se ha llevado por delante, en el tema de Goya, el rigor y la calidad científica que lo habían caracterizado.
«En estos tiempos de zozobra que atravesamos pero que están lejos de los dramáticos días en los que vio la luz el cuadro, solo puedo animar a ver el cuadro»Este cuadro, propiedad de la familia Alburquerque, fue declarado BIC en 1987 y a instancias del entonces director del Museo del Prado, Alfonso Pérez Sánchez. Así se evitaba que pudiera ser vendido en el extranjero, y se daba tiempo para que fuera adquirido por el Estado para la pinacoteca. Pero todo se torció cuando en un artículo de prensa se calificó a la obra como el posible paradigma de los falsos Goyas, remitiendo a un informe que nunca vio la luz. Quedó el retrato en una tierra de nadie, pasando sin solución de continuidad de ser admirado y codiciado a dormir el sueño de los justos en la caja fuerte de una entidad financiera, a la espera de que el sentido común y la cordura vinieran a rescatarlo. Con el gesto de exponerlo al público, el Museo Goya-Colección Ibercaja de Zaragoza da paso a ese tiempo nuevo. Por eso desde estas páginas, en estos tiempos de zozobra que atravesamos pero que están lejos de los dramáticos días en los que vio la luz el cuadro, solo puedo animar a verlo. Con ello no solo podrán admirar el arte de Goya, sino también su humanidad y sus afectos, dos aspectos que nos son vitales siempre, pero sobre todo en los momentos difíciles.
JESUSA VEGA ES CATEDRÁTICA DE HISTORIA DEL ARTE (UAM)