La experimentación española se hace oír en la Fundación Juan March

«Escuchar con los ojos» reconstruye y reproduce la historia del arte sonoro

Grifos sonoros de LUGAN Fundación Juan March

JESÚS LILLO

«Efectivamente, se trata de la famosa Rêverie de Schumann », aclara el locutor del vinilo –una breve y apretada antología de música clásica, de las que se comercializaban en los años sesenta– que Javier Maderuelo hace sonar, oportunamente distorsionado, en su «Disco excéntrico». Fechada en 1978, la obra se encuentra en el recibidor de una Fundación Juan March cuya sede madrileña acoge la producción paramusical de los artistas que, cada uno de su padre y su madre, realizaron ensayos con el arte sonoro en la España de la segunda mitad del siglo pasado.

En el plato de Maderuelo, el disco –cuyo agujero no coincide precisamente con su centro geométrico, como está mandado– gira en una órbita que pervierte el registro acústico del microsurco . Eso es todo, o «esto está hecho así y asao», que diría Zaj. El mensaje subversivo de este «Disco excéntrico» resume el argumento de «Escuchar con ojos» , exposición que vindica la experimentación sonora española.

Si la Fundación Telefónica propone estos días un recorrido por la historia de los registros musicales, desde el fonoautógrafo de Scott de Martinville a la digitalización actual, la Fundación Juan March pincha la cara B de lo que casi nunca llegó a ser un disco, una banda sonora cuyos elementos se perdieron o se escondieron en archivos muy personales. En las salas del centro madrileño –tercera y última sede por la que pasa una muestra que ya recaló en Palma y Cuenca– hay cacharrería de almoneda, cintas de casete, partituras gráficas e incluso walkmans . También hay nostalgia de un tiempo que Manuel Fontán, José Iges y José Luis Maire se han empeñado en reconstruir, pieza a pieza, eco por eco, para una posteridad que cuenta ya con un manual que no estaba escrito. Lo casi nunca oído.

Casete que incluye una «Pieza para piano», de Javier Maderuelo Fundación Juan March

Fue Luis de Pablo, presente en la exposición, quien dijo que los Beatles y los Rolling Stones habían sido los responsables de que las últimas generaciones hayan perdido la sensibilidad necesaria para entender la música contemporánea. En un curso cultural marcado por el debate sobre el Nobel concedido a Bob Dylan , el tiempo parece haber dado la razón al organizador de los Encuentros de Pamplona. De aquella seminal cita se reproducen algunas piezas, como una de las cabinas que formaron parte de la instalación «Teléfonos aleatorios» de LUGAN, cuyos «Grifos sonoros» también se pueden abrir y cerrar en una de las salas de la Fundación Juan March.

Labor arqueológica

El «Arado» de Navarro Baldeweg –discos de lija pinchados por la aguja de un tocadiscos–, los artefactos con que Millares colaboró con Zaj, los conciertos de Vostell o las encuestas grabadas por Nacho Criado componen un a trama histórica hasta ahora difusa , marcada por la diseminación y la marginalidad de unas expresiones artísticas que han ocupado un lugar secundario en la obra de sus autores . Localizarlas, catalogarlas y presentarlas de manera ordenada ha sido el trabajo de los comisarios de «Escuchar con los ojos» , cuya labor arqueológica continuará, por lo que pueda pasar y lo que se pueda escuchar, en la web abierta por la fundación del barrio de Salamanca.

Los «Automatics» que Marcelí Antúnez creó para la primera Fura dels Baus, las cintas con que Esplendor Geométrico reactivó el arte postal en los primeros años ochenta o el vagido de la música concreta española figuran en una colección de sonidos que también incluye propuestas más recientes.

«Escuchar con los ojos» es una sinestesia que, sin palabras, se explica muy bien a través del «Disco excéntrico» de Maderuelo, pero también de «*.WAV», donde Mikel Arce logra hacer visibles las ondas acústicas que en el umbral de los ultrasonidos agitan el agua destilada de cuatro cubetas.

La temporada de otoño tiene en la Fundación Juan March un carácter multisensorial, de remezcla, sorpresa y manoseo –se puede tocar–, pero aún más documental. «Escuchar con los ojos» es un histórico ajuste de cuentas para esbozar un relato aún incompleto y que solo existía de oídas.

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