Rudolf Roessler, el hombre llamado Lucy que alertó a Stalin de la ofensiva de Hitler en la batalla de Kursk

Antinazi ferviente, se exilió a Suiza en 1933. Desde allí comenzó a espiar para los aliados y los soviéticos, aprovechando sus contactos en la Wehrmacht

Rudolf Roessler, arrestado por cooperar con los servicios secretos checoslovacos
Pedro García Cuartango

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Rudolf Roessler murió en Suiza en 1958 y se llevó consigo los secretos de los generales y altos mandos de la Wehrmacht que conspiraron activamente contra Hitler desde su llegada al poder y, muy especialmente, durante los años de guerra.

Hastiado por el racismo y la intolerancia del nacionalsocialismo, Roessler se exilió de Alemania a finales de 1933 . Se estableció en Lucerna (Suiza), a orillas del lago de los Cuatro Cantones, donde compró una villa y fundó una editorial llamada Vita Nova . Fue cuando estalló la II Guerra Mundial cuando decidió aprovechar sus contactos en el Ejército para ayudar a los aliados a través de la red de espionaje Lucy .

Roeesler, hijo de un funcionario forestal de Baviera, había luchado en las filas del Ejército en el conflicto de 1914. Al acabar la contienda, se dedicó al periodismo . Trabajó en el «Augsburg Post» y en otras publicaciones. Era amigo del poeta Stefan George y conoció a Thomas Mann . En los años 20, frecuentó un círculo de militares e intelectuales liberales, que se opondrían más tarde a la deriva nazi en nombre del humanismo cristiano .

No hay datos fiables de cómo Roessler empezó a transmitir información al espionaje soviético y también a los aliados. Parece ser que ya colaboraba con los servicios secretos suizos como analista. El hecho es que en 1939 sus viejos amigos de la Wehrmacht se pusieron en contacto con él y le facilitaron un equipo de radio. Su intención era que el mundo conociera los planes criminales de expansión de Hitler , que entonces había firmado el pacto de no agresión con la Unión Soviética.

Las fuentes de las que se nutría Roessler eran el general Thiele , el coronel Von Gersdorff , uno de los jefes de la Abwehr, y civiles como Carl Goerdeler , exalcalde de Lepizig. También tenía vínculos con algunos de los oficiales que se sumaron al intento dirigido por Von Stauffenberg para acabar con Hitler en 1944 .

Cuando el Ejército alemán invadió la Unión Soviética en el verano de 1941, Roessler contactó con el jefe del espionaje de Stalin en Suiza, conocido con el sobrenombre de «Dora». Desde ese momento, le empezó a facilitar datos asombrosamente detallados sobre las operaciones de la Wehrmacht que sólo podían venir de la OKW, la oficina del alto mando.

Antes de estallar la batalla de Kursk en 1943, Roessler proporcionó a los rusos los planes del Ejército alemán, incluyendo la cantidad y disposición de efectivos, el material bélico y las estrategias de campaña. Pero la información era tan buena que Stalin no se la creyó.

Por el contrario, el caudillo soviético protestó al Gobierno suizo por permitir que los aliados utilizaran el pequeño país neutral para actividades de espionaje en favor de Hitler . Roessler fue detenido y juzgado en Lausana, pero salió absuelto por falta de pruebas.

Ese fue el final de su carrera , pero tal vez esa detención le salvó la vida porque muchos de sus cómplices fueron arrestados y ejecutados sumariamente en Alemania por su participación en el golpe de Stauffenberg.

Fue vuelto a arrestar en 1954 bajo la acusación de espiar para Checoslovaquia . El juez le condenó y permaneció nueve meses en la cárcel. Murió tres años después, llevándose sus secretos a la tumba.

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