Roberto Fernández Díaz: «Hay que luchar contra la utilización ideológica de la historia»
El rector de la Universidad de Lleida, catedrático de Historia Moderna, ha sido galardonado con el Premio Nacional de Historia 2015 por su obra «Cataluña y el absolutismo borbónico»
Roberto Fernández Díaz (L'Hospitalet de Llobregat, 1954) recibía ayer, a eso del mediodía, la llamada de ABC poco después de enterarse de que había sido galardonado con el Premio Nacional de Historia . «Eres la primera periodista con la que hablo», confesaba, aún sorprendido, el rector de la Universidad de Lleida. El jurado decidió premiar su obra «Cataluña y el absolutismo borbónico» por la «aplicación rigurosa de la metodología crítica frente a la instrumentalización pública y política de los hechos históricos». Una decisión con mensaje claramente político (el ministro de Cultura aseguró, poco después, que el libro desbarata los «falsos tópicos en los que los independentistas catalanes fundamentan sus argumentos») que Fernández Díaz prefiere ver como «una reivindicación del trabajo de los historiadores» y su tarea científica.
- El jurado del galardón ha destacado la aplicación de la «metodología crítica» frente a la «instrumentalización pública y política de los hechos históricos». ¿Qué le parece?
- Estoy absolutamente de acuerdo. Este libro es una reivindicación del trabajo de los historiadores, del valor social de la historiografía; es un libro que intenta decir que la historiografía es una disciplina científica y, precisamente, eso es lo que le da valor social ante los ciudadanos. Todos los ciudadanos tienen un derecho, inalienable, a la mayor cantidad de verdad posible sobre el pasado, sobre cómo funcionan y cambian las sociedades humanas. Esta obra es una reivindicación de la objetividad, la independencia y la ecuanimidad de la historiografía.
- ¿Y cómo se combate esa instrumentalización?
- Con una forma que tenemos a nuestra mano, que nos ha costado siglos conseguir y que es un arma de civilización fundamental: el método científico. Aplicando al conocimiento del funcionamiento de las sociedades humanas en el pasado, los instrumentos del método científico y las metas de objetividad y ecuanimidad que él comporta. La utilización del método científico para comprender el pasado es una lucha a favor de la civilización y en contra de la barbarie.
- ¿Y a usted qué le parece la instrumentalización política de hechos históricos?
- Cualquier instrumentalización ideológica de la historia, venga de quien venga, me parece mal. Todos los nacionalismos han tenido siempre la tentación de fabricar una historia del pasado, una memoria del pasado, favorable a sus posiciones. Yo, como historiador, me debo a la sociedad, mi patria es la verdad y la sociedad. Hay que luchar contra la utilización ideológica que cualquier nacionalismo quiera hacer de la historia.
«No es un libro para atacar a ningún nacionalismo, porque esa no es la misión del historiador»
- Su obra aborda las motivaciones reales del nacionalismo catalán. Me gustaría que hiciera un repaso, aunque fuera somero, a las mismas.
- Este es un premio para la historiografía, para los historiadores profesionales y científicos. Este no es un libro para atacar a ningún nacionalismo en particular, porque no es la misión del historiador atacar a nadie.
- Pero sí pone los puntos sobre las íes de la historia.
- Eso es. Lo que pasa es que yo no puedo abordar el tema de la relación entre historiadores e ideología de una forma universal tratando de hablar sobre Alaska, Mongolia, Francia o Inglaterra. Entonces, lo que he hecho ha sido circunscribirlo a un territorio y a un siglo que es al que yo he dedicado más esfuerzo.
- Sí, al XVIII.
- El XVIII y Cataluña. Pero muchas de las cosas que yo digo se pueden aplicar al nacionalismo español, al nacionalismo francés o al sueco.
«Los ciudadanos pagan a los historiadores para que les den la mayor cantidad de verdad posible»
- Sí, sin duda.
- Los ciudadanos pagan a los historiadores para que les den la mayor cantidad de verdad histórica posible, y eso se tiene que hacer dejando de lado los sentimientos, el sectarismo, el fundamentalismo y dedicándose a hacer ciencia.
- Pero sí me reconocerá que estamos bastante faltos de eso últimamente.
- Absolutamente, por eso, igual que el nacionalismo español durante el siglo XIX se dedicó a hacer una historiografía que quería crear la unidad española, yo vengo a decir que si un país quiere no tener los pies de barro necesita una interpretación científica de su pasado; si no se hace así, las generaciones venideras lo pagarán.
«Si un país quiere no tener los pies de barro necesita una interpretación científica de su pasado»
- Lo que estamos viviendo está anticipando un poco eso.
- Efectivamente. Perdone mi vehemencia, pero es que cuando yo entro en clase a mí me paga usted.
- Eso está claro.
- Y me paga para que yo explique la historia más científica posible.
- Bueno, la real, la verdadera historia.
- Efectivamente. No me pagan para que yo haga la Historia de España del PP, del PSOE, de Ciudadanos, de Podemos o de Convergencia.
- Pero es que, además, el alumno se lo merece, esas generaciones venideras a las que usted ha mencionado antes.
- Efectivamente, la sociedad se merece eso.
«No me pagan para que haga la Historia de España del PP, del PSOE o de Convergencia»
- En el libro habla de la visión victimista de Cataluña que, a lo largo de los siglos, se ha basado en el agravio.
- Pero eso lo podría decir exactamente igual de otros muchos países del mundo.
- Quería preguntarle por esa culpabilidad que siempre se achaca a Madrid.
- Es evidente que una parte del nacionalismo catalán ha utilizado la historiografía para dar carta de naturaleza a su pensamiento político, y no siempre esa carta de naturaleza ha estado basada en el método científico. Eso es evidente para mí, al menos hablando del XVIII. No lo digo por miedo a nada, porque, si no, no hubiera hecho este libro, pero no quisiera que no se entendiera que este libro tiene tesis de carácter universal.
«Parte del nacionalismo catalán ha utilizado la historiografía para dar carta de naturaleza a su pensamiento político»
- ¿Influye la ideología en el tratamiento de los historiadores?
- Mire, todos los humanos somos subjetivos. Nacemos siendo sujetos, subjetivos. Pero, ¿verdad que necesitamos que las leyes de la física sean objetivas?
- Por supuesto.
- Pues igual necesitamos el conocimiento del pasado objetivo. ¿Qué ponemos en medio entre nuestra subjetividad y la objetividad que queremos alcanzar? El método científico.
- Es que es la única manera de llegar a esa objetividad.
- Es la única manera de alcanzar la máxima verdad posible.
- Pero no sólo en la historiografía, también en los medios de comunicación.
- Pero por supuestísimo. Yo he dado también muchos años clase de Comunicación y siempre he dicho a mis alumnos que no quiero tenerles miedo el día de mañana. Por favor, método científico para entender la realidad.
«He decidido ser historiador, no intelectual, no he decidido entrar en el combate político»
- Es cierto que Cataluña quedó asfixiada económicamente tras la Guerra de Secesión. Pero, quizás, el argumentario independentista ha cargado demasiado las tintas en eso.
- Desde la obra del maestro Pierre Vilar, y todas las investigaciones que se han hecho a partir de su obra, sabemos muy bien que la Cataluña del siglo XVIII fue próspera y que, en eso, el protagonismo principal estuvo en su propia sociedad dinámica, especialmente en las clases emprendedoras; pero también coadyuvó a ello un ciclo económico mundial expansivo y las políticas reformistas de los gobiernos borbones.
- ¿Y qué piensa usted de la situación que vive Cataluña?
- A mí me han dado un premio, quiero pensar, por una tarea científica. He decidido ser historiador, no ser intelectual, no he decidido entrar en el combate político; podría hacerlo, pero soy rector de una universidad. Naturalmente, veo la situación con preocupación y con esperanza porque se solucione.
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