George Blake, la gran fuga del espía condenado por alta traición que ahora vive en una dacha rusa

Reveló a los soviéticos la construcción de un túnel en Berlín para interceptar sus comunicaciones. Condenado a 42 años de cárcel, se fugó a Moscú en 1966

Pedro García Cuartango

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George Blake, que está a punto de cumplir 98 años , vive en una dacha con su mujer a 40 kilómetros de Moscú. Está medio ciego, apenas puede andar y ya no tiene dientes. Pero sigue en este mundo. Es George Blake de la época dorada del espionaje a la que pertenecieron Kim Philby y Donald Maclean, con los que compartió una época de su vida en la capital soviética.

Blake se fugó de la cárcel de Wormwood en 1966 tras ser condenado a 42 años de reclusión por alta traición . Nunca un tribunal británico había impuesto una pena tan alta por espionaje. Pero la sentencia fue implacable porque se demostró, como él reconoció más tarde, que había delatado y provocado la muerte de medio centenar de agentes en los países del Este, ejecutados por el KGB.

Pero Blake no cumplió la condena porque, cinco años después del fallo, logró evadirse de la prisión gracias a la ayuda de un militante del IRA y dos anarquistas que dirigían el movimiento antinuclear. Atravesó el Canal de la Mancha en un maletero y logró llegar a Berlín. Los soviéticos le trasladaron a Moscú, donde fue condecorado con la Orden de Lenin.

Había sido reclutado por el MI6 en 1948, que le envió a Berlín en plena Guerra Fría . En realidad, se llamaba George Behar y era hijo de un padre turco de origen judío, nacionalizado británico. Había nacido en Estambul, pero su familia emigró a Holanda cuando era niño. Al ser ocupada por los nazis, Blake se alistó en la Resistencia y tuvo que huir a Londres tras ser detenido. Durante los últimos años de la contienda, trabajó como traductor en la Royal Navy. Luego fue enviado a Francia y Alemania para interrogar prisioneros.

Cuando estalló la guerra de Corea , el MI6 le destinó a Seúl con la tapadera de vicecónsul. Fue detenido por el Ejército de Corea del Norte a finales de 1950 e internado en un campo de prisioneros , donde permaneció tres años. Él mismo explicó que los bombardeos estadounidenses a las aldeas le convirtieron al comunismo.

Tras su liberación, Blake se reincorporó al MI6 y fue de nuevo destinado a Alemania en 1955. Su misión era captar agentes dobles, pero sucedió al revés . Se puso en contacto con el KGB y empezó a pasar información sumamente valiosa . Su servicio más importante fue el chivatazo de que los aliados estaban construyendo un túnel en Berlín para interceptar las comunicaciones soviéticas, una obra de ingeniería de gran envergadura. Blake desveló el secreto, pero los soviéticos esperaron meses para que su informante no fuera descubierto.

El MI6 decidió destinar a Blake a Beirut (Líbano) en 1961. Allí estaba matriculado en un centro de estudios árabes cuando fue delatado por un desertor polaco de los servicios secretos. Fue conducido a Londres, donde fue juzgado en medio de un gran escándalo.

Tras su rocambolesca fuga , llevó una apacible vida de jubilado en la Unión Soviética, en la que impartía ocasionalmente cursos de formación en la escuela del KGB. Se volvió a casar y decidió escribir sus memorias, cuya publicación fue vetada en Gran Bretaña. Condecorado por Putin , hoy sigue proclamando su fe en el comunismo.

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