Mad Cool
The Cure, la apoteosis de la oscuridad que lo iluminó todo
El festival cierra el último día con 50.000 personas y el éxito de Mogwai, Cat Power y Prophets of Rage
Amenazó tormenta por la mañana en el que, como se preveía, ha sido el día más multitudinario del Mad Cool este año: 50.000 espectadores . Por desgracia, todo quedó en unos pocos truenos y no cayó ni una lluvia fina, que muy bien hubiera venido para combatir el bochorno habitual de los cuatro días de festival y, de paso, crear la atmósfera perfecta para la música melancólica y épica de bandas como Cat Power, Mogwai, The Cure y los temas que Johnny Marr rescató de su antigua banda al abrir la jornada en el escenario principal.
El exguitarrista de The Smiths , puntual a las 18.00 y con el sol apretando fuerte -tanto que los miles de presentes a esa primera hora ovacionaron más a alguna nube que algún estribillo-, tuvo 50 minutos para tocar (y cantar) algunos temas de su carrera en solitario y varias de las canciones más emblemáticas que, a mediados de los 80, escribió junto a Morrissey: «Bigmouth Strikes Again», «How Soon Is Now?» y «There Is a Light That Never Goes Out». El público dio palmas y coreó estos últimos estribillos mientras una manguera les refrescaba. No es difícil adivinar cuáles fueron las más celebradas y cómo despidieron el concierto cantando todos eso de «Take me ooooout, tonight».
Pero la noche y el esperado concierto de The Cure aún quedaban lejos. Los de Robert Smith solo han pasado dos veces por Madrid en la última década. La anterior, en 2016, en un año en que dieron 76 conciertos en 22 de países a los que asistieron casi un millón de personas. Una cifra al alcance de muy pocos grupos en el mundo.
Después de Marr, la voz de Chan Marshall en la actuación de Cat Power , una de las más tranquilas y emocionantes del día, fue como la lluvia que no cayó. Incluso sobreponiéndose a algún problema de sonido, esta rebelde del soul capaz de desfilar para el mismísimo Chanel brilló «The Greatest», otros temas de su último disco, «Wanderer», y versiones inesperadas como «White Mustang», de Lana Del Rey, y «Shivers», de The Boys Next Door.
Del «Kill In In The Name» a «Boys Don’t Cry»
Se acabó la tregua. Los cuerpos se empezaban a desentumecer con la salida de Gossip , primera nota de bailoteo y color de la tarde, y Mogwai , con esa montaña rusa de electricidad y melodía donde en los subidones de «Remurdered» y «Mogwai Fear Satan» pudieron escucharse los gritos de emoción por encima de la distorsión. Del concierto de Parquet Courts volvían dos chavales asegurando que había sido el mejor conciertos del festival. Imposible dividirse. Y mientras se producía la explosión de Prophet of Rages , esa superbanda de exmiembros de Rage Against The Machine, Public Enemy y Cypress Hill que lucieron carteles de « Make España Rege Again » y lo hicieron saltar todo por los aires al cerrar su cita con «Kill In The Name».
Cuando Robert Smith apareció en el escenario principal a las 23.20, ya no había ojos para nadie más en el recinto. A los ingleses no les hace falta moverse mucho ni hacer aspavientos sobre el escenario. Tienen tantos hits que, apenas sonaron las primeras notas de «Plainsong» y «Pictures of You», se metieron a todo el mundo en el bolsillo para el resto de la noche. El bajista Simon Gallup moviéndose de un lado para otro con una pose de estrella bien merecida y Robert Smith agarrando la guitarra contra el pecho como si de un oso de peluche se tratara. Fueron tocando himno tras himno, todo profundo y grandioso: «Lovesong», «Fascination Street» y «Never Enough», hasta que llegó la primera apoteosis de estos oscuros que lo llenaron todo de luz con «In Between Days», «Just Like Heaven», «Play for Today» y «A Forest».
A partir de ahí, todo fue increíble. No se había visto a la gente tan loca, emocionada, bailando y cantando a grito pelado en los últimos 45 minutos de ningún concierto del Mad Cool ni de este año ni del año pasado. «Disintegration», «Lullaby», «The Caterpillar», «The Walk» y el acabose con «Friday I'm in Love» y «Close to Me». Ponía los pelos de punta, la verdad. Aquello parecía todo menos siniestro. Hasta el final de una edición, esta vez sí, sin incidentes ni cancelaciones, con todo el mundo entonando el «Boys Don’t Cry».
Noticias relacionadas