El Palacio del Canto del Pico: de refugio de Franco a abandonado tesoro de nuestro patrimonio
Agrupaciones políticas y culturales reclaman a la Comunidad de Madrid y al Ayuntamiento de Torrelodones, localidad madrileña donde se ubica, que cumplan su deber de mantener su estado de conservación
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Varias agrupaciones políticas y culturales han organizado una concentración para reclamar a la Comunidad de Madrid y al Ayuntamiento de Torrelodones que cumplan su deber de mantener el estado de conservación de la Casa-Palacio del Canto del Pico , ubicada en la localidad madrileña.
La protestas se llevará a cabo el próximo sábado, 30 de junio, a las 12 horas, en la Plaza de la Constitución de Torrelodones, como explican los colectivos en una nota de prensa. Desde las entidades se explica que piden a las administraciones que actúen de «una vez por todas y obliguen a la propiedad» del Palacio a que cumpla con su deber de conservación de este Bien de Interés Cultural (BIC) que, además, es uno de los emblemas históricos de Torrelodones.
Asimismo, exigen a todas las partes que se cumpla la Ley de Patrimonio de la Comunidad de Madrid de «manera inmediata, dado que, de no hacerse así, el grave deterioro que viene sufriendo desde hace décadas puede llegar a extremos que lo hagan irrecuperable ».
El acto está organizado por la Sociedad Caminera del Real del Manzanares y el Ateneo de Torrelodones , y cuenta con el apoyo de Madrid Ciudadanía y Patrimonio, el Observatorio del Patrimonio de la Sierra del Guadarrama y las agrupaciones locales de Ciudadanos, Confluencia y PSOE.
La Casa-Palacio del Canto del Pico se debe a un proyecto personal de José María del Palacio y Abárzuza , conde de las Almenas , en el que no intervino ningún arquitecto. Las obras fueron realizadas por maestros canteros de la zona y se extendieron desde 1920 hasta 1922. Durante la Guerra Civil fue sede del Mando Militar Republicano y sirvió de cuartel a Indalecio Prieto (1883-1962) y al General Miaja (1878-1958), quienes dirigieron desde allí la Batalla de Brunete .
Finalizada la contienda, su propietario, el conde de las Almenas, regaló la finca y el palacio a Francisco Franco , que lo utilizaba como refugio cuando los servicios de información del régimen alertaban sobre la posibilidad de algún atentado. El dictador también acudía a la finca como lugar de recreo, donde llegó a crear una granja de ovejas, gallinas y abejas , que cuidaba en colaboración con el guarda.
Tras la muerte de Franco , la propiedad pasó a sus herederos . Su nieta, María del Mar Martínez-Bordiú, «Merry», y el periodista Jimmy Giménez-Arnau , fijaron allí su residencia a finales de 1970, después de contraer matrimonio.
En las décadas de los 80 y los 90, el palacio quedó en el abandono y fueron frecuentes los actos vandálicos . Tanto el edificio como la finca han sufrido, además, varios incendios en los últimos años y una «más que dudosa restauración de la cubierta», según la asociación Europa Nostra , que lo incluye en su lista roja de patrimonio en peligo .
En 2005, el Ayuntamiento de Torrelodones anunció la firma de un preacuerdo con la empresa británica SHL, propietaria del palacio , mediante el cual se contempla la posibilidad de que pueda pasar a manos municipales, aunque a día de hoy no se ha materializado. Las autoridades locales autorizaron, entonces, a la mencionada empresa a reponer las cubiertas y a sellar puertas y ventanas para evitar el vandalismo .
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