La oferta es pobre y sumamente cara. A los estadios de la Copa Confederaciones está prohibido acceder con alimentos y entre un perrito caliente, una gaseosa y algún dulce se van fácil unos 12 dólares (9 euros). ¿Quiere una cerveza nacional? 3,5 euros, ¿importada? 4,5... Y un café, que en la calle puede costar 50 centavos, en el estadio vale dos euros, constató un periodista de la AFP en el estadio Maracaná de Río. Una botella de agua vale 2,25, casi el triple de su valor normal, lo mismo que la gaseosa. Una bolsita de manises o patatas fritas son 2,5 euros y un sándwich casi cinco. Aunque este tipo de precios que dejan boquiabiertos a cualquiera parece ser, sin embargo, el patrón en este tipo de evento deportivo. En los Juegos Olímpicos de Londres 2012, una cerveza costaba por ejemplo 4 libras (unos 4,7 euros).
En Río, poco antes del primer partido entre México e Italia correspondiente al Grupo A de la Confederaciones, los miles de espectadores comenzaban a llenar los locales de comida alrededor del ‘templo del fútbol’. Algunos por la cerveza, obviamente más económica afuera (1,75 euros), otros porque querían «almorzar comida de verdad» antes del partido en los restaurantes que venden por kilo. «Queríamos comer carne, arroz, frijoles. Allá adentro es puro sándwich y eso», dice a la AFP Leandro Pimentel, un brasileño de 32 años que viste la camiseta de la ‘azzurra’. El restaurante, que no tiene nombre, solo dice «self service, comida a kilo»- está lleno y la chica responsable de colocar en una papeleta el precio que aparece en la balanza, frenética, sólo responde con un «ujum» cuando se le pregunta si había mucho movimiento el domingo. La respuesta estaba a la vista, sobre todo porque es uno de los pocos lugares en la zona que ofrece almuerzos.
En el «Bar de los deportes», por ejemplo, justo al frente del Maracaná, el menú es una milanesa frita en de aceite con papas fritas, arroz y frijoles. ¿Una ensalada? Ni en sueños. A modo de comparación, en la sala de prensa se ofrecía un bufé con comida caliente que vale 11 euros, sin bebida incluida. En el kilo se come por 4,5. Consultadas por AFP, ni la FIFA ni el Comité Organizador Local (COL) del Mundial aclararon quién fija los precios.
El poder del patrocinado
La comida y bebida que se venden en los estadios son de patrocinadores del Mundial. Una de las marcas es la cervecera americana Budweiser, que consiguió gracias al apoyo de la FIFA desafiar la ley brasileña que prohíbe el consumo de alcohol en los estadios deportivos. Después de mucha polémica, el Congreso autorizó la venta cerveza en los estadios durante la Copa Confederaciones, el ensayo general de la Copa del Mundo que comenzó el sábado, y durante el Mundial.
Y también de whisky y otras bebidas alcohólicas en los sectores VIP de los recintos deportivos.No se aceptan dólares, sólo reales. A pesar de los precios astronómicos, en su regreso al fútbol brasileño, la cerveza se vendía como pan caliente. «Es parte del paquete, uno paga para estar aquí y la cerveza hay que pagarla», responde resignado Freddy Luiz, de 31 años, disfrutando en cada sorbo su vaso de cerveza.