Día Mundial de la Mujer y la Niña en la Ciencia

Rocío Guerra: «Parece que para llegar a ciertos puestos las mujeres tenemos que ser superhéroes»

La coordinadora responsable del equipo de operaciones científicas de la misión Gaia, de la ESA, habla sobre la importancia de los referentes femeninos y sobre la escasez de mujeres en puestos de responsabilidad

Rocío Guerra, coordinadora responsable del equipo de operaciones científicas de Gaia
Gonzalo López Sánchez

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En la Vía Láctea hay unos 200.000 millones de estrellas, de todos los tipos y colores. Es imposible poder abarcarlas todas, pero un pequeño aparato, de nombre Gaia , trabaja en hacer un catálogo de una porción de ellas : en concreto, esta misión de la Agencia Espacial Europea (ESA) catalogará 1.700 millones de estrellas con una precisión jamás vista. El satélite está trazando un mapa en 3D con las posiciones, velocidades y distancias a las estrellas (además de otros parámetros como colores y temperaturas). Gracias a todo eso, Gaia está consiguiendo logros asombrosos en la tarea de entender el origen y la evolución de la Vía Láctea.

Rocío Guerra es una de las personas que hacen que Gaia sea posible. Dice que estudió Física en gran parte porque quedó fascinada por la serie «Cosmos», de Carl Sagan , y porque tuvo un telescopio con el que asomarse a una pequeña porción del universo. Ha tenido dos hijas, coordina las operaciones científicas de Gaia y cree que todavía hay un largo camino por delante para lograr que las mujeres no sean una pequeña muestra en el firmamento de ingenieros y científicos que dominan las carreras STEM (Science, Technology, Engineering, Mathematics). ABC la ha entrevistado con motivo del Día Mundial de la Mujer y la Niña en la Ciencia , que se celebra hoy.

-¿Cuál es su papel en la misión Gaia?

Soy la coordinadora responsable del equipo de operaciones científicas de Gaia en el Centro Europeo de Astronomía Espacial de la ESA en Madrid. Nos encargamos del procesado inicial de los datos científicos que recoge el satélite. Recibimos esa información, la archivamos y la distribuímos a otros centros de procesado en distintas partes de Europa. También analizamos el estado de los instrumentos, entre otras muchas tareas.

-¿Qué es lo más importante de Gaia?

Su objetivo fundamental es producir el catálogo de estrellas más completo y preciso hasta la fecha. Su precisión equivale a poder ver una moneda de un euro en la superficie de la Luna con nuestros ojos. Gaia permitió conseguir una versión intermedia del catálogo de estrellas en 2018, y se espera que una versión final vea la luz en 2025.

Gaia es una de las misiones que más publicaciones científicas genera, una medida que da idea de su importancia para la comunidad científica: cada día, se publican tres o cuatro artículos basados en sus datos. Además, el catálogo tiene aplicaciones en todas las ramas de la astrofísica. Gaia es una revolución, capaz de cambiar las bases de la Astronomía. Sus datos van a ser una de las fuentes fundamentales de descubrimientos en las próximas décadas.

-¿Es un trabajo complejo?

Cada día Gaia envía a la Tierra unos 40 Gigabytes de datos científicos (telemetría) comprimidos, incluso cuando escanea regiones con más densidad de estrellas podemos recibir hasta 100 Gigabytes. Todos estos datos deben procesarse y distribuirse en un corto espacio de tiempo ya que a partir de ellos se pueden detectar nuevos objectos como asteroides o eventos temporales como supernovas. El procesado no termina ahí sino que es un proceso iterativo muy complejo del que se encarga el Consorcio para el Procesado y Análisis de los datos de Gaia (DPAC) del que son miembros más de 500 expertos en diferentes áreas distribuídos por toda Europa.

-¿Por qué decidió estudiar Física y luego especializarse en Astrofísica?

Porque siempre he sido una apasionada de la Astronomía. Mi vocación se remonta a cuando veía la serie «Cosmos», de Carl Sagan. Además tenía un telescopio, y trataba de hacer mis investigaciones. Siempre me ha parecido fascinante que desde nuestra pequeña ventana al universo podamos conocer más y más simplemente observando y aplicando el método científico.

-Cuando estudiaba, ¿había menos chicas en las clases que hoy en día?

Acabé la carrera en el año 99, y sí había más chicos que chicas, aunque era más evidente en carreras de ingeniería. Sobre todo en los cursos más tardíos, de doctorado sobre todo, quizás porque a medida que avanzas en los estudios necesitas tiempo para hacer estancias fuera y eso es difícil de compatibilizar con una vida familiar. Creo que, de alguna manera, teníamos barreras invisibles. Con otras prioridades se abandonaban los estudios porque además sentíamos a veces no estar en nuestro territorio, que eso era cosa de hombres.

«Nosotras mismas nos creábamos barreras invisibles»

-Pero si hay menos mujeres en las carreras STEM, es porque ellas lo eligen así. ¿Tiene que ver el género o la educación en esto?

Obviamente nadie te pone una pistola en la cabeza para que no estudies una carrera, pero hay muchos estereotipos que hemos aprendido, que nos han marcado y que no nos han dejado actuar con libertad. Las canciones infantiles nos enseñaban que ellos eran los aventureros y ellas las costureras, hoy por suerte, en los anuncios salen niñas y niños como astronautas y científicos. Muchas de las áreas STEM eran hasta hace poco «cosas de chicos».

«Hay muchas lecciones que hemos aprendido, que nos han marcado y que no nos han dejado ejercer nuestra libertad»

-¿Había referentes femeninos cuando era niña?

Creo que Marie Curie era el único ejemplo y, por único, era todavía más raro. Ahora organismos como la ESA u otros como la Sociedad Española de Astronomía están haciendo un trabajo importantísimo para dar a conocer a muchas de estas figuras que han estado tan ocultas, y ocultadas. A mí me fascina, por ejemplo, Henrietta Leavitt (1868-1921), una astrónoma que se dedicó a conocer la escala del universo y de la Vía Láctea y que hizo una investigación muy relevante. Estoy seguro de que hubiera ganado el premio Nobel de haber sido un hombre y ahora aparecería en muchos libros de texto.

-Usted tiene dos hijas pequeñas y un marido que es matemático ¿Intenta inculcarles su vocación por la ciencia?

Lo que intentamos es despertar su curiosidad y que tengan confianza en sí mismas, que se valoren por encima de todo. Las nuevas tecnologías como Internet, a pesar de que son peligrosas en determinadas circunstancias para los niños, son también un tesoro para poder ir más allá de lo que aprenden todos los días. Intentamos que vean las aplicaciones de lo que estudian, modelos de persona que destacan profesional o personalmente en cualquier disciplina, ya sean masculinos o femeninos. Que independientemente de lo que les guste, sea lengua o geología sepan que con esfuerzo pueden lograr lo que se propongan.

-Usted ha estudiado ciencia, trabaja como ingeniera de operaciones y ha tenido dos hijas. ¿Ha sido difícil conciliar ambas cosas?

Afortunadamente nunca me he sentido discriminada por ninguna acción en concreto pero creo que a veces si te sientes como un bicho raro, como hace años cuando eras la única mujer en una reunión de 30 personas. Hay barreras invisibles que poco a poco se están eliminando pero que hacían la vida bastante dura: fomentar las horas extras, no permitir ningún tipo de flexibilidad laboral, las preguntas en las entrevistas laborales entorno a la una posible maternidad. No es mi situación, pero muchas astrónomas que intentan tener un futuro en la investigación y tener una familia lo tienen realmente difícil por ese famoso techo de cristal.

«Mientras que mis compañeros hacían horas extra, yo me iba a casa a cuidar de mis hijos»

-¿Está llegando la igualdad a la ciencia?

La Agencia Espacial Europea ha adoptado una política de fomento de la diversidad y de igualdad para ir progresivamente eliminando estas barreras. Es verdad que todavía son más los hombres que están en puestos de alta gestión o que se contratan pero se está progresando de una manera objetiva y continua. Por ejemplo, se apoya el teletrabajo, se evitan horas extras, y desde Recursos Humanos se busca la manera en la que los criterios de selección tengan menos sesgos y valoren las capacidades de la persona, independientemente de su género. Por otro lado se apoyan programas de mentores, en los que se da a visibilidad a trabajos del sector STEM y se destacan modelos de mujeres para que las próximas generaciones tengan toda la información y toda la confianza necesaria para superar cualquier obstáculo.

-Uno de los problemas más claros es que las mujeres no llegan a los puestos de responsabilidad. ¿Cuáles son esos límites que lo dificultan?

Muchas opiniones hablan de que no hay mujeres en puestos de responsabilidad porque en general hay menos mujeres trabajando que hombres en ese tipo de negocios. Y en parte será así.

Pero yo creo que también se debe en gran medida a la manera en la que nos vemos a nosotras mismas y a los estereotipos con los que hemos crecido. También a los problemas de conciliación. Si solo veo a una mujer en un consejo de dirección donde el resto son hombres, puedo pensar que se necesita ser una superheroina para conseguirlo. Y si tengo que elegir entre mi familia o ser directiva claramente sé que elegir. En los próximos años espero que ese desequilibrio se vaya suavizando. Hay más mujeres candidatas, hay más medios para conciliar (por ejemplo se pueden gestionar equipos separados geográficamente con tecnología no con viajes sin fin, se puede involucrar más a los padres, etc.) Ya no hay excusas para el cambio.

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