MBFWMADRID PRIMAVERA/VERANO 2022
Una nueva manera de hacer moda
La era post-covid acelera una revolución en el modo de concebir las colecciones
Ya no queremos que nos impongan criterios firmes cada temporada. Apoyamos la diversidad, la ecología y el libre albedrío : que cada cual escoja lo que mejor le va y más le conviene a su estilo de vida en cada momento. Dicho esto, las sociedades inevitablemente crean desde hace siglos nuevos códigos con los que descifrar quien está en el ajo y quien no, quien se actualiza o viaja y quien se queda en el monasterio sobre el monte 365 días al año, algo que por otra parte nos parece loable e incluso muy apetecible. Esta pandemia ha acelerado una serie de cambios antes impensables que recapitulamos con un resumen de la semana de la moda de Madrid que acaba de finalizar.
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Hordas de público, periodistas especializados, fotógrafos y clientes han llenado entusiasmados los espacios, salones y pasarelas donde se ha desfilado en esta vuelta a las presentaciones físicas en Madrid. El ser humano necesita contacto personal y la felicidad reinante en todas las presentaciones solo se ha agriado con algún mal gesto y alguna desconsideración, habitual en un país en el que reina la envidia y en un mundo en el que impera la mediocridad. La vuelta al ritmo trepidante de las colecciones ha sido estimulante y las marcas participantes en los desfiles madrileños se han esforzado especialmente para que todo luciera bien.
Aquellos que nos sometían en el pasado a ruidosos «chundachundas» de decibelios que deberían estar multados, mostrando ropa con rotos sobre modelos tatuadas con piercings en la lengua, han decidido esta vez presentar atuendos más ponibles de un modo más tranquilo y respetuoso con los tímpanos del prójimo. Los que mostraban cada año el mismo repertorio, se han esforzado por variar y aquellos con propuestas lúgubres e inclasificables se han acercado a lo factible, a lo apetecible.
No debemos aceptar que se dicten porque sí las normas ni las tendencias en algún bureau de style perdido en París o Copenhagu e, cuya misión consiste en venderle a todas las grandes casas de moda el mismo dossier predictivo de tendencias inventadas. Deseamos que impere la realidad, el público que tantos siglos ha mandado: el mundo y la actualidad modifican nuestro comportamiento, nuestras necesidades y prioridades. Y ahora que el Covid-19 ha puesto nuestras vidas patas arriba, hemos descubierto las ventajas de comer en una terraza siempre que se pueda, de acudir a pié a nuestras citas utilizando calzado más cómodo, de utilizar tejidos naturales como el algodón y la lana, de recurrir a las alpargatas con cuña en una boda de jardín o de escoger bolsos que pesen poco, sean prácticos y ecológicos.
Otro factor que muchas marcas habían olvidado es que nos gusta elegir y admirar la moda en entornos especiales , cuidados o al menos con carácter, pues la belleza se busca en todo lo que nos rodea. El desfile 20 aniversario de Jorge Vázquez tuvo una excelente puesta en escena en el renovado Ritz Mandarin Oriental de Madrid, con un impecable desayuno incluido, buen telón para una colección deliciosa y afrancesada.
Las marcas que apoyan los desfiles a menudo ofrecen a los asistentes regalos poco adaptados a la situación; recuerdo haber recibido paquetes de café de más de un kilo, bebidas infumables, gadgets chinos de 50 céntimos o tónicos faciales con olor a rancio. Habría que impulsar colaboraciones importantes y bien financiadas que apoyen a los creadores, como por ejemplo la de MO de este año, con una cápsula de gafas creadas por Teresa Helbig que la prensa recibió antes del desfile.
Ahora se exigen colecciones factibles, si bien se entiende que algunas prendas sean simplemente simbólicas y estén ideadas para el desfile. Esto lo ha aprendido bien Juan Duyos , dotando de piezas ponibles y favorecedoras a sus leales clientas, que años atrás solo encontraban extrañas creaciones de corte anodino en su showroom. Duyos, al igual que Jorge Vázquez, borda la combinación de accesorios y vestidos.
Por fin se ha vuelto a valorar la artesanía y sería obligatorio recuperar los gremios de tejidos y costura para que en España sobrevivan muchas técnicas centenarias. Un ejemplo de la recuperación de estos métiers fue el desfile de Isabel Sanchiz, una marca valenciana que se va abriendo camino en España cuando ya lo ha abierto en el extranjero.
Sanchiz retomó un complicadísimo doble plisado en vestidos que recordaban a las formas de la naturaleza: flores, plantas y libélulas. Alternó el lamé de efecto acolchadó con las prendas en doble tul, lució magníficos vestidos con formas de hojas cortadas en laser de bordes acabados a mano con pintura 3D y recuperó favorecedoras siluetas del pasado.
Y el frescor ha vuelto a la realidad con piezas aptas para todas las edades y físicos. Custo combinó con blazers negros muchos de sus impresionantes tops, algunos útiles tanto para un acto fuera de la oficina como para una fiesta de noche; sacó a la palestra el short suelto de corte bloomer para las más jóvenes y los pantalones vaqueros de bajo ancho que tanto gustan a las de estilo más setentero.
Variedad, calidad, solidez, artesanía, piezas clásicas combinadas con prendas en materiales técnicos y ecológicos, modelos favorecedores adaptados a todos los gustos y necesidades: esta es la moda plural que impera, la que se decide en la calle y responde a las nuevas necesidades de un cliente que tiene los armarios llenos y solo se decide por prendas y accesorios que le aporten.