'Las ratas': Cádiz no se vende ni Bienvenido hace un cambalache con su comparsa

«Has comprado una tierra sin alma. Porque el alma de Cádiz te aseguro que soy yo, y a mí no me compra nadie«. La situación de esta ciudad (y de tantas) desde otra perspectiva, propia y profunda. Desde las alcantarillas de estos gaditanos con telarañas en la alcancía y que venden sus migajas a precio de oro.

Jesús Bienvenido ha regresado a un Carnaval que le recibe con brazos abiertos al ser consciente de que es uno de los talentos del lugar. 'Las ratas' es una obra que trasciende lo puramente Carnaval, y no porque le falte (le sobra), sino porque melódicamente y en su concepción escénica usa otros códigos diferentes. Es incuestionable que la formación de su autor, ya de por sí con un talento inmenso, eleva la calidad de una comparsa en la que se observan numerosas influencias y exploraciones de estos últimos ocho años de ausencia en el Falla... y presencia en tantos rincones musicales de este mundo.

Además, y eso le honra, no ha buscado el efectismo concursero para sentenciar su premio. La tenía ahí, tenía al Falla entre sus manos, y le ha soltado un sopapo de gaditanismo. Un segundo pasodoble a 'El cambalache', el mítico bar del centro que regentaba el querido Hassan Assad y que ha cerrado 40 años después. Un mágico lugar que demostró que «para conectar un alma con otra alma jamás hizo falta la cobertura», «escenario y oportunidad para grandes músicos». «Tú nos diste el corazón, 40 años de amistad». El respetable se queda frío porque pocos conocen este garito y no es una letra para romper tabiques. Sin duda que el poeta, al que muchos le pueden criticar su credibilidad, ha predicado su palabra con el ejemplo.

¿Antes? Pues el Día de Andalucía es el marco perfecto y señalado para contar esta copla. Jesús Bienvenido presenta, como si hiciera falta, a Manuel José García Caparrós, el malagueño asesinado por un disparo en el pecho aquel desgraciado 4 de diciembre. Se enfunda en la bandera blanca y verde con la estrella tartésica de ocho puntas y pide conocer el nombre de quien ejecutó la sentencia mortal, de esa mano sucia de alma retorcida. Pues al matar su corazón, mataron a Andalucía.

Se la vuelve a jugar en los cuplés, sin arrancar media sonrisa, aunque el segundo es una denuncia al actual estado de botellón que se ha impuesto en la ciudad. Ya si de verdad hubiera sonido el ruido desde el exterior...

El popurrí es su pieza más destacada, donde existe la mayor exigencia a nivel musical, literario e interpretativo. De máxima extensión, tanta que casi rozan la penalización por superar el tiempo permitido, se desarrolla más como una obra de teatro que como la típica copla compuesta por varias cuartetas. Al menos hasta el intermedio. No es de sencilla digestión en un Concurso que vive de impactos y efectos, y que merece escucharlo de manera reposada y en varias ocasiones para ir descubriendo sus matices. «Lo que para ti es un trozo de ciudad cualquiera».

Así cantaron en semifinales y cuartos de final:

Tú puedes puntuar a la agrupación.