COAC 2025: la noche del regreso del Canijo: resistir es vencer

José María Aguilera

Cádiz

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26/01/2025
Actualizado a las 00:52h.

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Si resistir es vencer ¿regresar a la vida después de sufrir un ictus y volver con tu chirigota al Carnaval? Representa una victoria vital de un valor incalculable. Hacerlo de esta manera como lo lograba Antonio Pedro Serrano es un triunfo personal y colectivo. No fue una noche más. El Canijo, enorme, más que verde ya maduro, escribía el último capítulo de un cuento con final feliz. Un cuento que como mandan los cánones ha tenido momentos de terror, de pesadilla, de amor y humor, y que culmina con un reencuentro soñado. Habrá más, se disfrutará con estos muchachos del congelao, porque gracias al Dios momo ese infarto cerebral al final nos ha dejado esta secuela...

La chirigota del Canijo despuntaba en la mejor sesión de preliminares, que por las altas expectativas terminaba defraudando. Y es que en estos tiempos merece más mantener el nivel que ir sufriendo subidas y bajadas como en el Tour de Francia. Molina y Carapapa traían lo que se esperaba, cumpliendo con honestidad y franqueza, y el resto no acompañaba.

Estética fílmica, que evoca aquella 'Gangs of New York' de Scorsese con un puntito de western. Samuel Gallardo bebe en las fuentes juancarlísticas para definir a sus gamberros en una presentación con dos partes diferenciadas: una más pausada y el desenlace más rítmico, pidiendo al personal que se una a esta banda de delincuentes.

Mucho más clásico y sencillo, algo monótono en algunas partes el pasodoble, sirve para encarrillar una letra de corte feminista pero con mensaje dirigido hacia el hombre. En la siguiente copla se aferran al lema de que 'sólo el pueblo salva al pueblo' para armar su crítica a la clase política, que después despliega para cargar contra la sociedad por su hipocresía. El pueblo no salva al pueblo si se olvida de Palestina.

Buen cuplé al cirujano de Lucas (el de Andy) que arranca carcajadas, como también el segundo. «Aunque sea el mayor de los gamberros, contigo estoy desarmao», rezan en el estribillo. La comparsa de Morón es correcta, agradable, curiosa e interesante; como le sucede al grueso de agrupaciones de su modalidad, son tantas que al no destacar corre el serio riesgo de sumirse en la indiferencia popular. Al menos, ha hecho reír en los cuplés y se percibe trabajo y ensayo, con un lógico desgaste ya en el popurrí.

El Canijo en estado puro. Todavía no en plena forma después de sufrir un ictus cerebral, pero también es época de calentamiento, preliminares es pretemporada. Ingeniosísimo el disfraz, calidad literaria a la máxima altura y con él marcando el nivel y como referente absoluto, y un popurrí que afilado y en mejores circunstancias puede atrapar. Si Antonio nos dejó congelao hace un lustro, esta vez le metía fuego al Falla.

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Cigüeñas que vienen de camino de París. Posee buenas intenciones pero un repertorio excesivamente frágil, infantil en su desarrollo literario, frío y deslucido en la interpretación, anodino musicalmente. Sorprende como un tipo tan 'tierno' y unas voces que sigue esa línea, sean portadores de mensajes tan trágicos y duros en los pasodobles.

Una chirigota emocional. ¿Qué quiere decir? Pues que le ha cogido la medida al pellizco y aprieta fuerte, llega adonde otras agrupaciones más completas, con más ingenio y calidad, ni se acercan. Por las voces, por la manera de cantar, por la música, por la temática.

Ofrece lo que el público quiere. Un golpetazo en los pasodobles, con un marcado carácter sentimental, y su pizquita de 'casquería' en cuplés y popurrí. Picardías que preferimos no reproducir, pero que en la calle provoca el jolgorio y esa línea entre el coliseo y la esquina ya se ha reducido y es prácticamente inexistente. Cada cual tiene su estilo y eso engrandece la fiesta.

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En la misma línea que lo comentado anteriormente. Carapapa es honesto, hace tiempo que se dejó de inventos, de jugarse el tipo en la cuerda floja, y compone la comparsa que quiere. Esta última, además, desprende un aroma muy personal. La resistencia es su herramienta para afrontar esta última etapa de su vida carnavalesca. Un conjunto de voces supremo y una música marca de la casa envuelven el mensaje prosaico y directo del autor, crítico a las malas artes en el Concurso, demoledor con la gestión de la Dana de Valencia. Interesante popurrí.

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Chirigota simpaticona a la que perjudicó cerrar sesión. Bueno, y algunas cosas más, pero mejor no hacer 'spoiler'. Clásica, de otros tiempos, estas anticuarias ofrecían un repertorio muy gaditano, desde el pasodoble a su propia historia (entroncada con las viudas, enterradores, agarraos, etc) hasta la poca vitalidad de una Cádiz que ya es un cementerio. Cuplés de trámite y popurrí irregular, que al menos nos trae al gran Tito Iglesias con su melodía de España la Nueva. Antiguos. Anticuarios. Rematan las cuartetas peor que Chris Ramos.