Selu García Cossío, como Juani Wainjaus. J. M. Reyna
José María Aguilera

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«Un momentito, que estoy llorando». Así responde la Juani Wainjaus a la llamada inoportuna de un posible cliente. El personaje tragicómico diseñado por Selu García Cossío no lograba salvar una noche flojísima de coplas, donde sólo brillaba la mediocridad. Es la consecuencia de este Concurso multitudinario, comprobado ya que cantidad no es sinónimo de calidad, que los grandes siempre están y se reconocen, y que este COAC no es terreno abonado para la sorpresa. En todo caso, negativa.

Por las tablas iban desfilando agrupación tras agrupación provocando la desesperación del respetable, que no podía aferrarse a nada. El Falla debe ser algo más que la casa de las ilusiones, y la preselección ha de empezar por uno mismo. Sólo quedará de esta función la presentación de esa Juani que repasa con humor uno de los problemas de la ciudad, como es la gentrificación y la proliferación de viviendas turísticas ilegales. Es la representación de la esencia del gaditano pergeñada por el maestro Selu. Una mujer que todavía tiene mucho que decir.

Coro Son y sal (mala)

Coro de ida y vuelta que arranca con una habanera. Bailecito caribeño para traer algo de calor a una noche fría. Salsita con un pelín de ajo, que se repite una mijita pero, eso sí, la sal la ponen en Cádiz. Una interpretación muy deslucida del tango ratifica la peor de las expectativas, y es que el coro está mal ensayado, porque seguro que han trabajado como algunos otros, pero mal. Lo único salvable es la falseta.

Es un coro antiguo. No clásico. Vetusto, de otra época. En la segunda letra pide más tangos a la gaditana, y lamentan que no puedan cantarlo porque ya no hay dioses ni ninfas en el palco. Involución. Por cierto, que en ese lugar donde anidaban las 'representantes de la mujer gaditana' ahora están los compañeros de Cope Cádiz, Rubén López, José Juan Ramos, José Manuel Merino y Alicia Pérez Fopiani, a los que la madroñera les sienta regular.

Cupleses que podrían formar parte del repertorio de la chirigota negacionista. Incomprensible.

Comparsa De buena tinta (regular)

Demasiadas disonancias en la presentación de esta comparsa a la que sin duda le han pesado los nervios del inicio, porque en línea general mantienen el pulso. No obstante, se agradecería una bajada de volumen. Estos periodistas clásicos de estética hollywoodiense (antes de la llegada de internet) saben de buena tinta lo que ocurre en Andalucía y así lo expresan en su primera letra de pasodoble.

La segunda letra relata el drama en que se encuentran sumidos por culpa de la ansiedad. Barbate es tierra carnavalera, que rezuma pasión, con Manolo Varo y un buen puñado de autores destacados como Cardoso. No obstante, la juventud ha jugado una mala pasada, nada de lo que no puedan aprender. Mejor intención que ejecución, con exceso de uso de las voces agudas. Interesantes mensajes en el popurrí.

Chirigota 'Los tigres blues band' (regular)

Desde Sanlúcar de Barrameda irrumpe esta chirigota con un langostino en la cabeza. Representan a una banda de música que además de conciertos toca en bodas, bautizos y comuniones.

El pasodoble lleva impreso el sello del Sheriff, tanto en la música como incluso la forma de escribirlo y cantarlo. En realidad todo el repertorio tiene su aroma, con su ritmo frenético en el popurrí sin descanso y bien vendido. Pero, más que sheriff es comboi raso. Esta chirigota no es mala; sin embargo, provoca cansancio y estrés.

Comparsa La casa de las ilusiones (mala)

Noche dura. La comparsa algecireña es una fantasía de Carnaval, apurpurinada. ¿Saben cuál es la casa de las ilusiones? Pues eso. Serios problemas en la interpretación, graves errores en la afinación. Y es que si ya se mete mal el pito en el pasodoble, es para salir corriendo.

Comparsa metacarnavalera en las piezas fijas. Se confiesan muy enamorados de la fiesta, si bien el amor es ciego, pero no sordo. Y esto es complicado de escuchar en la oscuridad y sobriedad de un teatro.

El pasodoble es una mezcla de melodías, tipo popurrí, incluso con coreados, donde se observan incluso retales de Juana la Loca. El primero es una autoafirmación de su pasión carnavalesca, aunque sea de Algeciras; el segundo a un niño con Asperger. Todo muy mal construido y perpetrado con maldad carnavalera

El silencio araña, cuando se ponen los gorros de antiguas agrupaciones. Un despropósito el 'popu'.

Lo mejor, el violín.

Chirigota 'Apartamentos turísticos Juani Wainjaus' (muy buena)

La Juani. Un nuevo personaje que dibuja el Selu, que en realidad selecciona lo que encuentra en la calle, la selva donde anidan sus especies. Lo estereotipa y le ofrece una dimensión cómica, irónica y crítica. Esta vez vuelve a ser una mujer, que regenta un apartamento turístico con pocos papeles y menos dignidad, envuelta en una tragicomedia de corte tan local como universal.

Esa Juani debe crecer y evolucionar y de su reproducción dependerá el éxito de la agrupación. Tiene buena pinta. También hay que corregir importantes errores en la presentación y elevar el nivel en las piezas fijas. Todo ello es posible y muy probable. Esta es la presentación de esta gachí que deja una buena impresión. Pero habrá que escucharla.

Comparsa 'Aquí me quito las penas' (regular)

Comparsa siempre muy clásica en sus formas, en su puesta de escena e interpretación. Se nota el trabajo de Ramón Herrera en la dirección y afinación, pues siempre consigue otorgarle el soniquete muy reconocible a sus grupos. Son pescadores a bordo de sus barquillas, con continuas referencias marineras, con un repertorio bien trabajado en la lonja portuense.

A la interpretación le añaden la dificultad de cantar sentados. A nivel vocal es una merma e impide también la conexión habitual que se establece en las correrías de los comparsistas por las tablas del Falla. Se lo juegan todo con la palabra y la música.

Lástima que con dos pasodobles por delante no afinen en la elección de las letras. El primero a la madre, el segundo a un hijo maltratador, más lacrimógeno que en formato denuncia. Interpretados con fuerza y solvencia. Sones flamenquitos en el popurrí. A la comparsa de Villanueva y Noriega quizás le falte un poco de osadía para salir de la zona de confort y experimentar otras propuestas, pero es su estilo y nadie mejor que ellos para marcar su propio camino.

Y así acabó la función.

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