COAC 2025

'Al cielo con él': El ascensor aprieta el botón y... a la espera del técnico

Son conscientes de que se juegan sus primeras opciones de entrar en la Gran Final, y han preparado un repertorio fresco y acorde, en el que quedan mejor pasodobles que cuplés

'Al cielo con él': Así se han subido al ascensor los chirigoteros en menos de cinco minutos

Estas son las puntuaciones del Jurado de LA VOZ

Chirigota

Al cielo con él

  • Autores Juan Francisco y David Castro

La presentación siempre arranca nuevas risas con detallitos para romper el hielo. Y es que la modalidad, como el ascensor, está apretadísima. La idea es absolutamente genial porque el tipo no es un disfraz, una idea, una 'fantazía', una alegoría carnavalesca... es una situación cotidiana: 15 tipos atrapados en un ascensor.

Nada, que vienen fuertes como el vinagre. Que no se bajan del ascensor. Están muy a gusto ahí, calentitos, a salvo de las corrientes del Falla. Son conscientes de que se juegan sus primeras opciones (mínimas) de entrar en la Gran Final, y han preparado un repertorio fresco y acorde para que el ascensor llegue al ático. Le quedan mejor los pasodobles que los cuplés, muy bien desarrollados pero algo fríos en el remate. Se ha intentado ¿y si?

En las coplas hay un cierto aroma a Don Antonio Pedro Serrano 'Canijo', por la ingeniosa forma en que juegan con las metáforas y la originalidad y complejidad de las letras. En la primera se acuerdan en su piropo al Concurso de todas las chirigotas que se han quedado en cuartos. Así que tiene menos de seis días.

La segunda va muy bien traída al tipo, cantada en la oscuridad, sólo con la pequeña luz de emergencia del ascensor. «Encerrado, de arriba a abajo. El atasco se está haciendo eterno». La importancia de la salud mental y la crítica a un Estado de' malestar' que aún no le da su lugar a la pandemia invisible del Siglo XXI. «Se deja que el paciente se estrelle en el suelo».

Los cuplés se lanzan con arte y reúnen varios golpes sin la culminación esperada. Riman 'estatus con Nosferatu', palabras mayores, y la historia de la Princesa Leonor por los callejones de La Viña tiene su gracia.

También refrescan el popurrí, con golpes que rescatan una pieza muy bien construida a la vez que quemada de tanta reproducción. El yihadista que planchó el chaleco bomba y pamplinas variadas le otorgan un mayor mérito que otras que mantienen bromas trasnochadas y que sólo se topan con la bola del oeste una noche y otra noche más. Muy bien interpretada, con mucho trabajo detrás y amor al Carnaval. Talento e ingenio. Completa, ya que se quede aquí... o suba a la última planta.

Así canto en cuartos y preliminares:

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