'Los del otro barrio': Los jóvenes tienen tanto que decir...

La comparsa de la Cantera tiene mucho que decir. Los jóvenes tienen tanto que contar. 'Los del otro barrio' son los tapados de este Concurso. Como a la juventud, parece que no se la toman en serio. Pero suma condimentos suficientes para aspirar al cetro, al máximo galardón, y esa frescura provoca una conexión sin igual entre los intérpretes y los espectadores.

Suele combinar Antonio Pérez 'Piru' en los pasodobles, emoción con crítica, sensibilidad con denuncia, impregnando siempre su copla de todos estos ingredientes. Preciosa primera letra a la marcha de una abuela, que cantan con tal credibilidad que se intuye que esa despedida es triste y cierta. En lo musical, le cuesta arrancar pero pronto va en volandas servido por voces prodigiosas. La madurez de los niños y la bajada de algún tono favorece ese soniquete.

Ese pito que sonaba a Paco Alba, a Los pajeros, es en realidad un sentido recuerdo de Las momias de Güete. Y componen la segunda letra con aquel mítico paseo de Love y compañía. «Yo vivo en una casa que tiene una ventana, ventana que da a una calle, la calle que da a la plaza». Copla de los 80 que necesita un cambio, una renovación que destroza su esencia y la permita por su situación actual. «Los barrios que poco a poco nos han robado», así que sigue habiendo tres llaves: «la de San Pedro, la otra en el fondo del mar», y maldito «el que regaló la tercera a los de afuera».

Simpaticones cuplés. Esta noche, las comparsas han estado 'cortitas' de 'ánge'.

El popurrí, todo con músicas originales de Sergio Guillén, arranca con un swing delicioso para despertar a estas momias, que pronto empiezan a bailar por esas bulerías, con el sello de Tomate y ese aire que recuerda a Raimundo Amador, Pata Negra o Tomasito. «Tacita, quítate la venda», desprende Carnaval y flamencura. «Ay Cádiz que te estás quedando...».

Las bulerías atrás al golpe que dedica a su padre es sin duda la copla que marca a esta comparsa, por la tremenda emoción que destila, la humanidad a la que se ven sometidos estos muertos vivientes. El final, en esa especie de batería por tango, no puede dejar mejores sensaciones en una comparsa que conquista por la musicalidad de las composiciones, la interpretación y la verdad que transmiten los chavales.

Así cantaron:

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