Cádiz CF
Miedo
Un halo de preocupación ensombrece al cadismo porque ve a su equipo ausente, desorientado y perdido
Un halo de preocupación ensombrece al cadismo, un vagón de escalofríos empieza a recorrer el ánimo de la afición. Disputadas ocho jornadas de competición, la sensación que transmite el equipo es de fragilidad extrema, desesperante impotencia ofensiva y falta de contundencia e intensidad durante demasiados tramos de los partidos.
Salvo determinados arreones y oleadas de control de juego y cerco al rival, todos los encuentros disputados han ofrecido una imagen de equipo ausente, desorientado, perdido. En el reciente duelo frente al Huesca, ni siquiera ya pudimos consolarnos con esos escaso minutos de cierta fluidez en el juego que hasta entonces habíamos contemplado.
Lo visto en El Alcoraz es la proyección de un conjunto plano, sin alma, desanimado, perdido en su propia incapacidad. Y no será porque Paco López no haya intentado todo tipo de probaturas, con cambios de sistemas, de dibujo y hasta de jugadores.
Ninguna de sus propuestas ha servido para que se perciba mejoría alguna. Es más, parece que la dinámica reciente en los últimos compromisos es la de un rendimiento decreciente, un progresivo de mal en peor que ya empieza a asustar a los que hemos vivido tantas situaciones parecidas.
Aunque se repita que todavía queda mucha Liga, que esta competición es muy larga, que hay tiempo para engancharnos a los puestos de arriba, lo cierto es que cada domingo que pasa resta una jornada menos, que éstas vuelan y que casi se ha consumado ya casi un cuarto de temporada.
Por lo que es hora de asumir donde estamos, a un único punto del descenso, y olvidarnos de esa presión añadida de que venimos de Primera y estamos obligados a subir, porque ello sólo aportará tensión y una sobredosis de nerviosismo que el equipo no se ve preparado para asumir.
Es momento de recapacitar y, desde ya, poner todos los medios a nuestro alcance para que nuestro Cádiz CF no se diluya, no se desintegre, no se rompa en la vorágine de esta exigente, igualadísima y traicionera Segunda División. Que ejemplos de ello, tristemente los tenemos muy recientes.