Opinión

Contra los elementos

Contabilizamos ya tres puntos menos en la tabla debido a lamentables decisiones arbitrales

El jugador del Granada arrolla a Perea en el área. Román Ríos

Una vez verificadas sólo cinco jornadas de competición, contabilizamos ya tres puntos menos en la tabla debido a lamentables decisiones arbitrales. La clamorosa falta no señalada sobre Choco Lozano, que motivó la victoria del Sevilla en el último minuto, y el catedralicio penalti sufrido por Perea en el tramo final del encuentro frente al Granada , inexplicablemente omotido por el colegiado, para incredulidad y asombro de la prensa nacional, constituyen sendos, desoladores, sorprendentes agravios, que cuestan bastante digerir. Todo ello sin recordar las rigurosas expulsiones de San Mamés , donde si se ganó fue por la actitud heroica de unos jugadores, que no sólo superaron a un rival desde la inferioridad numérica sino a la contumacia de un trencilla empeñado en lo contrario. En estos albores de la temporada, tal vez pudiera parecer intrascendente y anecdótico, pero tres puntos birlados suponen un défecit clasificatorio de suma importancia, pues cada punto es oro en esta difícily exigente Primera División , donde sumar uno más o uno menos puede marcar la incandescente línea que separe el abismo de la permanencia. Esperemos que no nos tengamos que acordar en el mes de mayo de estos puntos que volaron. Con ellos, ahora disfrutaríamos del coliderato, nada menos que junto al Real Madrid , próximo adversario de los amarillos. Todo un placer de duelo en la cumbre, que le ha sido hurtado de manera ignominiosa al cadismo. No ascendimos a la máxima categoría para luchar contra los elementos . Pues harto complicado es el reto de enfrentarnos a escuadras que nos superan completamente en medios, fortaleza y presupuestos como para gastar energías en la infructuosa pelea frente a imponderables. Máxime cuando éstos se circunscriben al ancestral, decisivo, caduco concepto futbolístico de «errores arbitrales». Faceta incontrolable que los resultados modifica y las clasificaciones altera y que rezuma un halo putrefacto, caciquil, en enojosa reminiscencia de épocas pasadas. Aunque, para barnizarlo de justicia, hayan arribado al fútbol las nuevas tecnologías, parece que éstas no se aplican por igual a todos los equipos. El Cádiz, advenedizo en la categoría, no merece, de momento, el auxilio del VAR .

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