Cádiz CF

Cádiz CF: Iniquidades

«Las palabras de Vizcaíno no tienen más recorrido que un peligroso brindis al sol»

«La ocasión elegida carecía de la atronadora evidencia de otras anteriores»

«El equipo ha de centrar su esfuerzo en el fragor de la hierba, donde tanto hay que mejorar»

El Cádiz CF se quejó de la actuación arbitral en San Sebastián. EFE

Definitivamente, cuando se engendró el VAR, esa nueva tecnología en pos de la justicia futbolística, ese artefacto llamado a deshacer pendencias, dubitaciones y entuertos sobre el césped, esa voz del más allá que corrige, redentora, a las almas caídas y erráticas de los colegiados, se excluía al Cádiz CF de su posible carácter benefactor.

Para los amarillos quedaba sólo el aspecto punitivo de sus aplicaciones, la cara siempre lastimosa de sus implacables decisiones. Conclusión que se colige tras ver lo acontecido durante la presente temporada, en la que no se nos ha señalado ni un penalti a favor y cada vez que interviene el VAR, tierna criatura, es para conceder algo al contrario o quitarnos lo que dicta la evidencia.

A pesar de ello, con el entrenador pendiente de cumplir cuatro partidos de sanción por expresar su parecer sobre uno de los atropellos más flagrantes y clamorosos que se hayan producido en la historia de LaLiga, las quejas vertidas por nuestro presidente se antojan inoportunas.

La inmediata respuesta de Luis Rubiales desde la omnímoda poltrona federativa, en defensa de su cuestionada cuadrilla arbitral, constituye todo un aviso a los últimos navegantes que se embarcaron en esta nave de los grandes y de los que no va a consentir el más mínimo conato de motín. El que ose provocar una rebelión a bordo, proclamando las verdades del barquero de las injusticias, deberá atenerse a las consecuencias, que en el caso de los recién ascendidos pueden resultar funestas.

Más allá de un irreprimible desahogo, de una exaltación acalorada, de una manifestación, urbi et orbi, de la saña persecutoria del vilipendio sufrido, las palabras de Vizcaíno no tienen más recorrido que un peligroso brindis al sol. Además, la ocasión elegida, aunque significara la gota que desbordara el vaso de la paciencia, carecía de la atronadora evidencia de otras anteriores, pues las tres jugadas conflictivas eran susceptibles de interpretación.

Y advertida la inutilidad de la lucha contra iniquidades superiores, el equipo ha de centrar su esfuerzo en el fragor de la hierba, donde tanto hay que mejorar.

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