Cádiz CF

Cádiz CF: Las huestes de Cervera

Nuestro Cádiz CF de Álvaro Cervera ha vuelto a reivindicar los principios elementales de ese fútbol original, pretérito, puro, pero a la vez tan fresco, actual y palpitante

El Cádiz CF de Cervera superó al Barça de Koeman. F. J.

Que la grandeza del fútbol radica en su carácter imprevisible, en su peculiar componente aleatorio, donde no siempre han de ganar los mejores, pudimos comprobarlo con toda plenitud el pasado sábado en el Estadio Carranza.

Lo verdaderamente fabuloso de este deporte radica en que una vez subidos a escena los 22 protagonistas, queda diluido, se desvanece al instante, todo el contingente previo de aureolas, mitos, historiales y presupuestos. La verdad futbolística es una verdad renovada, cambiante, que nace en cada pitido inicial y desaparece cuando el partido acaba. Todo lo demás son conjeturas apriorísticas, movidas, cegadas a veces, por el espejismo vacuo de la experiencia.

Lo que depare cada duelo durante los 90 minutos de juego constituye un absoluto irrebocable, un hecho consumado que no debe extrapolarse a distintas circunstancias. Y ocurre a veces que el gigante filisteo sucumbe ante la osadía, el empeño y la fortuna de un inspirado David.

Tocaron a arrebato las huestes de Cervera y fraguaron su celada, tejieron una espesa tela de araña en el frontal de su área, donde sucumbían atónitas y se estrellaban inertes las tropas blaugranas. Disciplina, pundonor, sacrificio solidario y acierto en momentos claves bastaron para alcanzar la hazaña deseada, con lo que se demostraba, una vez más, que no hay fuerza sin unión y que ni el mejor de los mejores en este exquisito deporte es capaz de superar el embravecido caudal de un cohesionado conjunto.

Armas de añejas batallas salieron a relucir, anticuallas enterradas en antiguos arsenales que parecán olvidadas: defender sin ir en tromba al poseedor del balón, para no caer en su amago y evitar su pase franco, no desesperar si no se roba el esférico, con lo que se desquicia al rival que acaba descolocado y vulnerable a contragolpes, buscar la sorpresa, la transición rápida mediante pocos toques, con el fin de buscar la espalda del adversario lo antes posible.

Principios elementales de ese fútbol original, pretérito, puro, pero a la vez tan fresco, actual y palpitante, que nuestro Cádiz CF de Álvaro Cervera ha vuelto a reivindicar.

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